Capitulo 2: Verona.

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El problema de la ducha, consumió los pensamientos de Coriolanus de camino al salón de eventos de la Universidad. Coriolanus no podía creer que no pudiera satisfacerse a él mismo, era un problema y grave, es decir, la sexualidad forma parte fundamental en el desarrollo de un hombre íntegro, después de todo el sexo es una necesidad básica para el ser humano.

Tendría que buscar la forma de remediarlo, solo que de manera inteligente.

No le dio tiempo de pensar en más ya que el avox asignado para llevarlo ya estaba parado frente al salón de eventos. Todos los alumnos que se graduaron con honores de la Universidad, iban entrando con sus trajes caros y rostros llenos de lujuria y soberbia, los detestaba a todos por infelices.

"El evento termina a las 12 pero me quedaré una hora más, te veo aquí a la 1" indicó Coriolanus, el avox asintió.

Coriolanus se bajó del auto y se ajustó el saco rojo que había arreglado Tigris, se acomodó el cuello, los gemelos de cada manga y entró, había mucho que hacer.

Notó que muchos iban acompañados de personas ajenas al evento; recordó que cuando le dieron su invitación, le dieron un pase extra para llevar a alguien y por un segundo consideró llevar a Tigris, solo que ¿qué iba a hacer ella ahí? No, no, mejor estar solo para poder hacer sus movimientos con mayor precisión y comodidad.

Corionalus llegó al arco en donde estaban algunos coordinadores del evento recibiendo a los invitados y tomando algunas fotos.

"¿Apellido?" Preguntó la mujer de pestañas violetas, sin mirarlo.

"Snow" dijo él en tono firme, la mujer levantó la mirada y su expresión cambió ligeramente, en estos cinco años, el apellido y nombre de Coriolanus ya sonaba por casi todo el Capitolio.

"Por supuesto. Primero le tomarán una foto de recuerdo que será colocada en el muro de oro en la Universidad, por ser el mejor de la clase" Coriolanus la miró sin mucha gracia. "Y luego pasará a la mesa de los mejores promedios, que será..." la mujer checó su lista "Al lado de Santino Messina"

Coriolanus no respondió, espero a que terminara de hablar para que le tomaran la foto y poder irse.

Se acomodó de lado con una mirada fría y se removió el rizo rubio que caía en su frente.

"Perfecto" lo felicitó el camarógrafo, luego lanzó el flash y esa luz estremeció a Coriolanus, pensó que quizás podría acostumbrarse a eso, a fotos, a cámaras a espectáculo, donde todos supieran quién es él.

"Las fotografías también se estarán entregando en la mención de honores" le indicó el camarógrafo.

Coriolanus le agradeció y antes de entrar, regresó con la mujer de pestañas violetas.

"Un consejo" carraspeó Coriolanus "la próxima vez que le toque recibir a alguien, trátelos con respeto desde el inicio o va a tener problemas" la mujer de quedó boca abierta y Coriolanus se marchó con una sonrisa en la cara.

El salón estaba lleno de luces y flores por todos lados, las mesas tenían manteles de color plata y oro, con centros de mesa hermosos, al fondo había una banda sonora de jazz que tocaban de manera enérgica melodías sencillas que iban acorde al evento y los meseros estaban atentos a cada movimiento de los presentes.

Coriolanus ubicó su mesa, ahí ya estaba Santino Messina, con un smoking reluciente y un moño hecho a la perfección, incluso sus rizos de color castaño obscuro estaban impecables y esos ojos escondidos entre pestañas gruesas mostraban guapura extrema.

"Mi maravilloso colega y amigo" lo recibió con gusto Santino.

"Pensé que ya estarías en tus vacaciones de verano" dijo Coriolanus.

El verano 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora