Capitulo 16: El cuarto de media noche y la lista.

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Coriolanus no entendía que estaba pasando. Verona se veía bastante asustada y pasmada, no ayudaba mucho el hecho de estar encerrados en un cuarto de poco espacio y además a oscuras.

"¿Podrías decirme qué es lo que está pasando?" Coriolanus estaba enfadado.
"Shh..., nos podrían escuchar" lo calló Verona.

"¡Verona! ¡Coryo!" Gritó Santino. "¿Dónde están?"

Verona observo a Coriolanus y negó con la cabeza.

"Tal vez fueron a deambular al bosque" le dijo Santino a alguien. "Bien; los llevo a sus habitaciones"

"Ya dime que está pasando" le ordenó Coriolanus a Verona.
"De acuerdo" aceptó a regañadientes.

"La primavera pasada conocí a un chico; Garret, me ayudó con unas cosas del colegio y luego se hizo muy amigo de mi hermano por causa de la filosofía. Santino me prohibió que me acercara a él porque es mayor que yo y evidentemente no le hice caso alguno..." Coriolanus notó que se estaba sonrojando y eso lo excitó de alguna manera. "...Me involucré con él bastante, yo no tenía ni idea de que iba a venir aquí y no puedo verlo porque si Santino nos encuentra a él y a mi en la misma habitación se dará cuenta de cosas y nos asesinará a ambos"

"¿Y qué esperas que yo haga?" Rugió Coriolanus.
Verona se enfadó.
"Primero, que guardes silencio porque nos escucharán y segundo, que dejes de ser un cretino porque no puedo lidiar contigo y con él"
"Oh vamos, Verona si tu eres la reina de las malditas"
"Eres un infeliz" replicó ella.
"Y tú eres detestable, mimada y repugnante" ahora los dos estaban muy cerca el uno del otro. Coriolanus podía ver sus ojos y no pudo evitar llevar la mirada a sus labios que seguían rojos como la sangre. Verona aspiraba el olor a rosas de Coriolanus y sin querer se mordió los labios, pensaba en que sabor tendría su piel si pasara su lengua.
"No pienso ayudarte con tú teatrito; si tu hermano te quiere asesinar, yo encantado de ver" Coriolanus se acercó aún más, estaba a nada de darle un beso.

"Querido Coryo; por ahora ruegas que me maten, pero te aseguro que antes de que te vayas de esta cabaña, por lo que vas a estar rogando es por alguna caricia mía" lo provocó y Coriolanus sonrió de manera macabra; eso era lo que estaba esperando.
Coriolanus se atrevió a acercarse bastante como para rozar sus labios con los de ella.

"La que a va suplicar eres tú" Verona sintió el aliento an alcohol, lo que le erizó la piel.
Coriolanus se despegó de ella de manera agresiva y salió del cuarto de limpieza.

De inmediato se dirigió al baño y cerró con seguro. Su miembro estaba muy duro, tanto que le molestaba el pantalón que traía puesto.

"No me voy a tocar pensando en Verona, si lo hago, ella gana" dijo para si mismo.
Respiró hondo y guardó la compostura lo más que pudo; pero esos labios rojos y jugosos lo hacían difícil, su espalda desnuda y su sonrisa macabra eran embriagantes.
Lo estaba venciendo; su miembro pedía que bajara esa presión, que se dejara salir, que todo terminara.

Se recargó en la pared.
"A la mierda" dijo él, abrió el grifo del agua para que se escuchara agua correr, bajó su pantalón y comenzó a quitarse la tensión.

Ahora su imaginación era más creativa pues sabía cosas, podría imaginar diferentes posiciones en las que embestía a Verona, como sus dedos podrían estar envueltos en esos labios rojos o mejor, esos labios rojos y calientes en su miembro, ahogó un grito y agitó más rápido su miembro; cerrando los ojos, pensando en las caderas de Verona moverse adelante y atrás y ella suplicando que la tomara del cuello.

Terminó con un gemido ahogado y mordiendo sus labios para no gritar, porque ese placer había sido mil veces mejor que cuando estuvo con Carrie.
Se limpió y salió del baño, esperando que Santino ya hubiera asesinado a Verona para no verla más.

El verano 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora