Capítulo 15: La Cabaña de descanso.

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Ese acontecimiento dejó peor parado a Coriolanus, no pudo dormir, no dejaba de pensar en ella, en qué tal vez si había resuelto una parte importante de su autocontrol, pero no todo y se quedó inmóvil al pensar en que ella lo invitó a jugar mañana; ella sabía que iban a comenzar un juego y aunque estaba ansioso, tenía miedo porque en realidad no sabía cómo es que esto iba a terminar. No sabe que iba a ser de él si perdía.

Cuando creyó el sol salir, pudo dormitar un par de horas, claro que cuando cerraba sus ojos, no dejaba de ver labios rojos, sangre y más color rojo, un color que por desgracia ya era de ella. Eso lo puso de malhumor, tal vez con entrar a la ducha un rato y pensar en Carrie se relajaría un rato.

Cuando bajó a desayunar, Santino ya estaba sentado con una pijama costosa y veía la televisión; el programa del Capitolio quien estaba anunciando que los próximos Juegos estaban por celebrarse.

"Amigo, ¡buen día!" Lo saludó Santino con la misma energía de siempre. "¿Preparado para nuestro verano inolvidable?" Preguntó.

"Por supuesto" respondió Coriolanus de inmediato, pensando en la llamada de Verona. "Solo debo mandar mis ideas de los Juegos, hacer unas llamadas y nos iremos; los avox ya han preparado mi maleta"

Coriolanus se adentró en la biblioteca, buscó el expediente que había hecho y agregó una cosa más a las ideas de los Juegos, que en realidad no era para las arenas, era para después de.

Puso en un sobre Manila la información, se la entregó a su mensajero y llamó a la Universidad.

"Con Jullien Madds, pidió al avox" éste lo dirigió con el. "Habla Snow; ya he mandado mis ideas para los Juegos de este año; incluí una muy importante que sería bueno considerar, aunque no para informarla a los tributos ni a nadie"

"Coriolanus, es un gusto saber que podemos contar de nuevo contigo" habló aquel hombre de manera muy calmada, algo que irritaba a Coriolanus, detestaba al nuevo director de los Juegos. "Por supuesto que lo mandaré a analizar con el comité actual y esperamos verte en la inauguración; al igual que una semana antes para discutir los detalles"

"Estaré la última semana de Junio en la Universidad para abrir los Juegos" concluyó Coriolanus y terminó la llamada.

Odiaba a Jullien, era la persona más estúpida con la que había tratado en el mundo. No terminaba de entender cómo es que el llego a ser el dirigente de los Juegos del Hambre si era incompetente y su sangre era tibia, no tenía carácter. Y para desgracia de Coriolanus, por su edad, no pudo ser elegido para ello, lo cual no le afectó porque su sentido de la ambición quería llegar a más y una vez llegado allá, cambiaría todo el sistema.

Aún así pensó que debería deshacerse de él como hizo con Highbottom.

"Estos serán los últimos juegos de Jullien Madds" sentenció Coriolanus.

La limusina que tenía Santino era extravagante pues además de ser muy larga, contaba con servicio de coctelería y comida, tenía incluido un televisor para ver programas del Capitolio y además, los sillones eran tan reclinables que parecían cama. Oficialmente habían iniciado las vacaciones de Coriolanus.

"Querido Coriolanus, por favor no te vayas a negar esta vez a aceptarme aunque sea una copa de whiskey" suplicó Santino sirviendo dos vasos.

Coriolanus supo que si quería estar en el mismo juego, tendría que seguir las reglas.

"De acuerdo, pero solo una copa" exigió.
"Claro, será un sencillo brindis"

Santino sirvió el alcohol en los vasos y le extendió uno a Coriolanus, este pensó en una cosa curiosa, ¿habría posibilidad de que tuviera veneno? 'No si bebe conmigo' pensó Coriolanus.

"Por fortalecer nuestra amistad, por unas vacaciones emocionantes y por Panem"
"¿Panem?" Preguntó Coriolanus consternado.
"Es nuestro futuro" dicho esto sonrió y luego chocaron copas y bebieron. Coriolanus esperó un segundo a que Santino bebiera todo el líquido y Coriolanus lo imitó.

Llegaron pronto a la cabaña, era un lugar alejado de toda civilización y había un lago cerca; eso le trajo recuerdos vagos a Coriolanus de cuando estuvo en el doce, ahí con Lucy Grey, solo que esta vez no huiría, no arruinaría su futuro, estaba ahí para mejorarlo.

El avox estacionó enfrente del lugar; una cabaña que se veía bastante pequeña y hogareña, demasiado sencilla para ser de los Messina. Coriolanus no se inmutó de su equipaje, se dedicó a entrar y observar lo que tenían que presumir los Messina y vaya; aunque por fuera no era muy llamativo el lugar, por dentro era otro mundo, si no fuera por las paredes y suelos de madera, podrías pensar que estabas en una mansión, objetos caros por doquier; cuadros, floreros, tapetes de piel de animal y muchas habitaciones.

"Verona se encargara de mostrarte toda la casa, yo tengo que preparar la cena" dijo Santino, luego le dio una palmada en la espalda.

'Maldita sea' pensó Coriolanus, a la última persona que quería ver ahora era Verona, prefería echar un vistazo solo.

Santino lo dejó solo, lo cual le causó incertidumbre porque Verona no se veía por ningún lado, comenzó a sentir intriga, conocía poco a Verona y no sabía cómo iba a actuar era una persona muy impredecible.

"Al fin llegas" habló Verona desde el segundo piso. "Por un segundo pensé que hablabas en serio y no vendrías" miró a Coriolanus de arriba abajo. "Cielo santo ¿qué le hiciste a esos rizos tan perfectos?" Se burló.

"No es de tu incumbencia lo que haga con mi cabello" espetó Coriolanus.

Verona soltó una risa burlona.

"Pero bueno; ¿vamos a empezar con el pie izquierdo?"
"Tú así lo pactaste"
"¿Por qué te dije una verdad? Carajo, si que tienes el ego destruído"

Ambos se quedaron mirando un momento, aunque no estaban cerca el uno del otro la tensión se podía sentir; ahora era más fuerte pues Coriolanus ya tenia poder sobre si mismo en todos los sentidos y Verona quería jugar y no era una presa fácil.

"¿Me vas a mostrar la casa o no?" Preguntó Coriolanus luego se un largo momento de peleas y miradas.

"Sube" ordeno ella y se giró, el vestido que tenía, mostraba un escote que dejaba ver casi toda la carne de su espalda, Coriolanus tragó en seco.

Iba a ser un día complicado.

Coriolanus subió las escaleras que estaban cerca de la cocina gigante; eran de madera, crujían bastante al usarlas como si estuvieras en una película de terror.

Verona lo recibió en la primera habitación que era un estudio.

"Aquí mi padre solía hacer todo; a veces vengo a leer"
"¿Qué no tienen una biblioteca?" Preguntó Coriolanus.
"No me gusta ese lugar; es demasiado silencioso y además aquí puedo sentir como mi padre está conmigo"

Eso fue un momento raro; hablar de su vida personal con él no era algo que tuviera en mente.

"Como sea; te estoy mostrando este lugar para advertirte que no puedes entrar aquí y que si te veo por acá; te voy a cortar tu progenitor" le gritó y cerró la puerta. El encanto se había perdido.

Caminaron de una habitación a otra, había camas, estudios para pintar; leer, ver televisión aunque Verona advirtió que la señal era mala y prefería la radio.

Lo que más le gustó a Coriolanus de la casa fueron los cuadro de guerra que estaban insertados en cada habitación; fue de los días oscuros; otros de la antigua tierra.
Coriolanus y Verona no intercambiaban mucha información al respecto; iban venían y ya estaba, lo cual era genial para Coriolanus.

Llegaron a la planta baja; y se escucharon voces, no era Santino eran otros más.
"Mierda, mierda" se quejó Verona y tomó Coriolanus del brazo.
"¿Qué haces? Suéltame" se quejó el; pero ella no lo soltó y se encerraron en el cuarto de limpieza.

El espacio era reducido.

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Nota de la autora: aaaah en que momento llegamos al capítulo 15? Cada vez queda menos y las vibras del regreso del Los Juegos Del Hambre se siente ufff, solo 13 semanas para el estreno. .lll.
Ah y en esa cabañita tendrá sus momentos como el la del 12.
Nos leemos la otra semana byeee

El verano 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora