Capítulo 5: Mags.

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El ambiente del 4 olía a mar y sal. Coriolanus odió de inmediato el lugar porque sabía que iba a estar sudoroso todo el tiempo y que iba a apestar, ya que ahí no había duchas, aunque si lo pensaba mejor, era una ayuda oler de tal manera para mezclarse con la gente del 4.

En la aldea de vencedores, había un par de casas más, no estaban habitadas ni tampoco tenían muebles, solo que el Capitolio había decidido construirlas para motivar a los futuros tributos a ganar. Coriolanus sabía esto porque, cuando se celebraron los decimoprimeros Juegos, todo el sistema había cambiado de una manera radical y como el señor Plinth había comprado ya su entrada a lo Juegos, Coriolanus tuvo derecho a saber todos los cambios necesarios para poder enfocar su atención en la estrategia de los Juegos.

Al principio se quedó observando a su alrededor, esperando no encontrarse con Mags, es decir quería estudiarla un par de días y luego intentar hacer una estrategia para que el plan funcionara; así era Coriolanus, un maniático del control.
Al pasar un buen rato, dedujo que la vencedora estaría fuera de casa y que no lo vería, así que decidió tomar una casa vacía que estaba frente a la de Mags, la única vencedora del 4 hasta ahora.

La casa era solo un lugar con techo y piso elegante, eso le recordó a los tiempos de los días oscuros y le revolvió el estómago; recordar el miedo, el hambre y la incertidumbre era abrumador. Coriolanus respiró profundo, se recordó que solo era un pequeño sacrificio para un bien mayor, nada permanente y también se recordó que en cuanto saliera victorioso de su misión, regresaría a casa a sus duchas calientes y comida decente.

"A trabajar" dijo para sí.

Primero decidió instalarse en lo que parecía ser la sala de estar ya que daba al frente de la casa de Mags, ahí colocó las pocas pertenencias que llevaba con él, luego, decidió cambiar el aspecto de su ropa; había tomado unos jeans horribles sin usar se su armario, camisetas blancas que usaba cuando portaba camisas elegantes y unas botas sucias que de vez en cuando traía al ir a cazar con el señor Plinth; luego, decidió rasgar los jeans sin ninguna pena y una de sus camisetas la terminó ensuciando con el polvo que había en los pilares de la casa; su cabello no fue problema, pues desde que llegó el clima se había encargado de hacerlo un desastre, se calzó las botas sucias y esperó con paciencia.

Conforme avanzaba el tiempo, el calor se hacía insoportable, Coriolanus no dejaba de sudar y eso lo puso de malhumor; intentó tener pensamientos buenos, como que en verano, se la pasaba leyendo sus libros de filosofía frente a la alberca y con montón de jugo de albaricoque, desde el amanecer hasta el anochecer. Y ahora estaba aquí, en un distrito miserable esperando por una mujer desconocida.
A las dos horas Coriolanus comenzó a dormitar; él nunca soñaba, solo que a veces pasaban por sus ojos, imágenes de Lucy, recuerdos efímeros de esos días; a veces recordaba su voz o sus vestidos de colores, cuando más cansado estaba, recordaba sus besos y eso lo traía de vuelta a la realidad, porque para ojos de Coriolanus, recordar los besos de Lucy Grey, era una pesadilla.

Abrió los ojos de golpe, notando que el sol ya estaba por meterse, luego giró su cabeza y se encontró con una punta de una lanza rozándole la yugular.

"Si te mueves un centímetro, te mato" dijo Mags en un idioma extraño, uno que Coriolanus había aprendido en la universidad.

"Tranquila, no me moveré" respondió en ese idioma; Mags miró a Coriolanus extrañada, casi nadie conocía ese idioma, menos un extraño, porque Mags conocía cada cara de ese distrito. "Aprendí a hablar ese idioma, mi madre me enseñó" continuó Coriolanus, Mags no le quitaba el arma del cuello.

"¿Cuál es tu nombre?" Preguntó ella, en el mismo idioma extraño y así comenzaron a comunicarse.

"Coriolanus"
"¿Coriolanus qué?" Mags hundió el pico en el cuello del chico, este respingó.
"Plinth" dijo con dificultad. Mintió; en parte sí, los Plinth lo habían adoptado ¿no?
"Qué curioso nombre, nunca te había visto por acá"
"Amm ¿podrías quitarme el arma del cuello? Por favor" pidió Coriolanus.

Mags lo fulminó con la mirada.
"¿Para que puedas asesinarme?" Le dijo a Coriolanus al oído.
"No..,no. De verdad no quiero hacerte daño" Coriolanus suplicaba con un hilo de voz pues Mags cada vez le hundía el arma, incluso comenzó a sangrar.
"Bien, quieres que te suelte. Tienes dos minutos para decirme qué haces aquí y de donde vienes, si no...," Mags presionó el cuello de Coriolanus y él gritó.

"De acuerdo, de acuerdo. Me llamo Coriolanus Plinth, vengo del doce, me corrieron mis padres y llevo merodeando meses hasta que llegué aquí"

Fue lo primero que se le ocurrió a Coriolanus, después de todo el único distrito que había visto era el doce, para su desgracia.

"¿Y cómo fue que supiste la existencia de estas casas?" Comenzó a interrogarlo, Coriolanus ya tenía el cuello lleno de sangre.

"¿Podrías quitarme tu arma? Te diré todo lo que tú quieras" suplicó Coriolanus.

Mags Lo penetraba con la mirada, no estaba muy segura de soltarlo, estaba muy aseado para venir de un distrito y era muy rubio como para pertenecer a una familia que no fuera rica; lo cual, le dio confianza, los ricos no saben asesinar con sus propias manos.

Mags quitó la lanza del cuello de Coriolanus ocasionado que saliera sangre a borbotones.
"Estoy..., estoy sangrado" se quejó Coriolanus y se llevó las manos al cuello.
"Descuida, estarás bien" dijo Mags mientras se dirigía a la salida.

Coriolanus se quedó pasmado pensando que moriría desangrado en el distrito 4 a los veintitrés años de edad. El pánico comenzó a invadirlo.

"¿No vienes?" Lo invitó Mags a su casa.

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Nota de la autora: aaah la verdad se me ha complicado escribir; he estado enferma, ahora solo voy un capítulo por semana cuando tenia adelantado hasta 3 capítulos. Pero prometo seguir hasta el fin, 5 semanas han pasado desde que comencé y ahora cada vez queda menos para el estreno de balada; en el cine ya veo los posters y estoy emocionada. Espero disfruten el regreso de Mags.

El verano 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora