Tenía dos bombas, y no sabía dónde colocarlas sin lastimar a personas inocentes por culpa de su deseo eso no era muy Snow de su parte.
El tiempo se agotaba, las personas se desesperaban más y desviaban su atención a cualquier cosa.
Pensó en mas opciones, no las había, tendría que hacer lo impensable: arrojar las bombas al aire y salir de ahí en medio del caos.Cerró los ojos por un momento, pidiendo perdón a los posibles heridos y despidiéndose del cuerpo de Carrie al mismo tiempo.
Oprimió el botón para detonar la bomba y la soltó lo más lejos de las personas, tenía treinta segundos para correr. Lanzó la otra un poco cerca de ahí y esperó; localizó un camión de los agentes de la Paz y después de treinta y cuatro segundos: ¡pum! Todo explotó detrás de la plaza.La multitud comenzó a gritar y correr despavoridos.
En ese momento, Coriolanus corrió en busca de un vehículo de los agentes de la Paz que pudiera usar, revisó uno a uno y todos estaban sin llaves, el tiempo se agotaba y este se desesperaba.
En el último vehículo estaban las llaves pegadas, sin pensarlo dos veces se subió y lo encendió, no era muy complicado, el señor plinth le había prestado uno de sus autos para ir a la universidad sin llevarse un avox; era similar ¿cierto? Se tardó unos pocos segundos en encenderlo y afortunadamente solo tenía dos pedales y una palanca que indicaba el estado del vehículo.
Movió la palanca a donde creyó era para acelerar y se movió. Se sobresaltó al ver a un agente de la Paz tocando su puerta y con una pistola apuntando.
Tomo aire y uso el acelerador, pasando las llantas encima de ese agente y como pudo, huyó del dos.Todo era un caos, muchas personas corrían a todos lados, gritaban y se empujaban, Coriolanus intentó no atropellar a nadie, pero fue casi imposible, si quería salir a tiempo, no podía detenerse ni dos segundos en esperar a que la gente pasara.
Tardó cerca de tres minutos en salir a carretera para lograr moverse al tres; por fortuna los vehículos tenían implementados sistemas de mapas para llegar a otros distritos, también sabía que esos vehículos tenían un dispositivo de rastreo, el cual esperaba no pensaran en usarlo hasta que él ya estuviera en el tren de regreso al Capitolio.
El camino fue largo y estresante, ya que la noche estaba cayendo y manejar en carretera cuando oscurece no es muy reconfortante; Coriolanus no pensó mucho en el daño que le causó al dos por querer huir de ahí, solo pensó por un momento que los iba a recompensar a todos en algún punto, porque él estaba cada vez más seguro de que sería el presidente de Panem pronto.
Entró al distrito tres, en cuanto pudo, se deshizo del vehículo y salió corriendo a la estación del tren.
Nadie lo seguía, nadie lo observaba; el último tren salía en dos minutos y quedaban varios asientos para regresar al Capitolio."Parece ser que la suerte está de mi lado" susurró cuando el tren arrancó hacia el Capitolio y hundido en sus pensamientos pensó que esa frase quedaría bien para usarla después.
Llegó en la madrugada al Capitolio, un avox lo llevó a la residencia de los Plinth en donde no había cambiado mucho en la última semana y media, aunque habían pasado unos días, Coriolanus sentía que había estado fuera de casa por semanas.
Otro avox se despertó para servirle la cena a Coriolanus; crema de zanahoria, con pan caliente y jugo de albaricoque. De postre una tarta de frutillas muy jugosa.Al terminar, se sintió tan aliviado de por fin poder comer comida decente y que al fin regresaría a su cama cómoda y caliente, ya no necesitaría huir o preocuparse por ser descubierto de algo. Todo estaba solucionado por el momento; su problema ahora era Verona Messina.
Al dormir tuvo dos sueños: el primero era él hablando a las multitudes de personas en el Capitolio porque ya era presidente de Panem; usaba trajes caros muy parecidos a los que usaba ahora, pero se sentía fuerte, ágil y todo mundo lo admiraba.
Después, por una extraña razón; soñó con Verona, aunque esta vez fue algo estremecedor y satisfactorio, porque en este sueño, Coriolanus tenía el poder, sentía que él dominaba a esa mujer de labios rojos como la sangre; sin entrar mucho en detalles, simplemente apareció Coriolanus en su cama y Verona encima de él, ella se veía satisfecha por lo que estaba haciendo dentro de ella, moviéndose con ritmo y placer, pidiendo más. Y en cuánto ella suplicó, Coriolanus la tomo de las caderas para colocarla de espalda a él y embestirla como mejor pudiera, una y otra vez, fuerte, rápido, mordisqueando su espalda, tomándola del cuello y sintiendo como poco a poco se va tensando con él adentro.
Lo mejor del final del sueño fue que cuando él iba a terminar, él no se preocupó por salir de ella, se dejó ir dentro y eso fue una sensación tan deliciosa que cuando despertó, había llenado sus sábanas de él.El último viernes, Coriolanus se dedicó en cuerpo y alma a adelantar sus nuevos escenarios e ideas para los Juegos que ya estaban cerca. Era principios de junio así que tenía dos semanas para mandar sus ideas a la Academia, antes de la próxima cosecha en Julio.
Se le dio fácil constatar ideas pues habiendo estado en los distritos estos días, su mente se inundó de cosas que podrían funcionar, sin contar con que había estado con una mujer por primera vez y estaba extasiado.
Tigris se quedó impactada al verlo con su nuevo estilo de cabello, le estuvo preguntando un centenar de veces qué fue lo que estuvo haciendo esos días y Coriolanus se negó a decirle. La tranquilizó diciéndole que era por un bien mayor y que estaba bien, solo necesitaba descansar, tomar té y leer sus libros. La señora Plinth también se preocupó en exceso por el cambio de Coriolanus, le dijo lo mismo que a Tigris y lo dejaron en paz.
Cuando estuvo cerca de terminar con la última idea para una arena de los Juegos, llamó a la puerta Tigris.
"Tienes visita" le dijo observando el desorden de papeles y libros que tenía Coryo en la mesa de la biblioteca.
"En seguida voy" replicó él, dejando de lado sus notas.
"¿No preguntarás quién es?"
"No, sé perfectamente quien es" soltó una sonrisa macabra y salió de la biblioteca.Estaba preparado para lo que se avecinaba.
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Nota de la autora: a partir del próximo capítulo, entra la famosa Verona y agárrense que se pone buenísimo.
Nos leemos el otro domingo!!
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El verano 23
FanfictionHabían pasado cinco años desde los acontecimientos de los décimos Juegos del Hambre; en donde la Academia se había arrepentido a cada segundo de haber mezclado a los estudiantes con los tributos, donde Lucy Gray Baird había sido vencedora y en donde...