Verona dejó caer un par de lágrimas; no eran tanto por la proposición de Coriolanus, si no que más bien ya podría obtener el perdón que tanto deseaba.
Sonrío sin quitarse las lagrimas, extendió la mano izquierda y asintió con la cabeza. El chico rubio, deslizó el anillo de color negro que le quedaba a la perfección en su mano delgada, luego se puso de pie y la besó con ternura, tomándola de las mejillas.
"¿Estás feliz con mi propuesta?" Le pregunto Coriolanus luego de que Verona mandó traer te y galletas en lo que preparaban la cena favorita de ambos: pasta a la boloñesa y un buen vino tinto.
"Por supuesto que si" replicó en tono feliz luego le dio un sorbo a su té. "En realidad pensé que nunca lo harías" se sinceró ella.
"¿Por qué?" Coriolanus la observó con atención, intentando leer su expresión.
"No lo sé, no llevamos mucho tiempo en conocernos y además de eso, al principio nos odiábamos a morir"Coriolanus soltó una risita.
"Lo sé, pero luego yo me di cuenta de lo mucho que me gusta estar contigo, lo especial que me siento a tu lado y que cuando hicimos las paces y nos unimos, supe que nunca querría que se acabara esto" fue la oración más larga y falsa que había dicho, incluso sintió la incomodidad al fingir que eso era lo que sentía."Lamento haberte incomodado al principio" de disculpo Verona, después de todo ya sentía que le debía algo a Coriolanus.
"Lo importante es que ahora estamos bien" Coriolanus tomó la mano en donde estaba el anillo negro y la besó. "Aunque, me falta lo más importante" Verona lo miró confundida. "No le he pedido tu mano a Santino""Cierto. Espero no se enfade" replicó Verona, y ella sabía que eso era una vil mentira.
"No lo creo, él me ha conocido por muy buen tiempo y sabe que no sería un imbécil contigo" de nuevo, otra mentira, porque lo más deseaba en ese momento era asesinarla a ella y a toda su familia insensata.
Verona sonrío por lo bajo, sus mejillas se pusieron rosas, un gesto que no inmutó a Coriolanus, ya se había puesto su armadura para todas las mentiras de los Messina.
"Creo que tendrás que esperar un buen rato para encontrarlo, esta arreglando detalles de los últimos días de los Juegos, tengo entendido que se complicó con los últimos cuatro tributos"Coriolanus hizo un esfuerzo sobrenatural por no enterrar las uñas en Las Palmas de sus manos, todo eso debería estar haciéndolo él, no ese Niño rico idiota.
"Sí, algo escuché de eso" intentó soñar despreocupado. "Se me ocurre una idea" Verona lo incitó a que siguiera. "Quizás después de cenar, podríamos hacer el amor un buen rato, luego nos bañamos y esperamos en la sala de estar a Santino, tal vez llegue pasada la media noche""Es un plan excelente" aceptó ella sin dudar.
Ahora todo era diferente para ambos al momento de involucrarse en la cama; antes tenían en común el deseo frustrado el uno por el otro y la chispa era el odio mutuo.
Con todo lo que había ocurrido los dos estaban con pensamientos y objetivos diferentes mientras rozaban sus cuerpos; Verona, aunque no estaba enamorada de Coriolanus sentía calidez por él y es que el chico era bueno en lo que hacía, la hacía sentir deseada, encendía cada parte de su cuerpo que él tocaba, podía acostumbrarse a estar con él de esa manera, Coriolanus no era un hombre para nada feo y sabía lo que hacía en la cama, a pesar de eso, lo veía diferente porque gracias a él, por fin había saldado su deuda con Santino. Por otro lado, Coriolanus sentía odio puro, ya no había deseo instaurado en él, todo lo que le estaba haciendo a Verona era mera rutina para que su acto fuera más creíble, pero lo único que sentía era repugnancia, lo cual lo llevó a pensar que si no se concentraba podría fallarle a Verona y eso era fallarle a él.
Así que decidió actuar. La colocó de espaldas, así sería más sencillo no ver su rostro, aquel que le causaba asco y luego de eso decidió transportarse a otra dimensión, buscó rápido en sus recuerdos y encontró a Carrie, una chica inocente que terminó asesinando por los celos ingratos de Verona, sintió ira, lo cual le llevó a embestir a Verona de una manera fuerte y rápida, ella gritó de placer, cosa que fue buena pues las intenciones de Coriolanus eran hacerla sufrir no disfrutar. Respiró hondo y prefirió imaginar que en realidad estaba intercambiando roces con Carrie, recordó su piel, la textura de ella, el olor fresco y la suavidad de sus labios, eso lo excitó aún más y pudo de alguna manera contener el impulso de lastimar a Verona a propósito; se dejó llevar por sus imaginaciones y sintió un par de veces como Verona tuvo orgasmos pronunciados, eso le gustó porwue Carrie así gemía; así que se entregó mejor, acarició con firmeza y deseo los pechos de Verona y besaba su espalda, luego derretido por los gemidos de ella, él llevó sus dedos a la boca de Verona para que chupara, sentir la vibración de sus gemidos fue placentero y ahí hundió su cara entre su espalda, soltando un gemido por estar derramándose sobre ella.
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El verano 23
FanfictionHabían pasado cinco años desde los acontecimientos de los décimos Juegos del Hambre; en donde la Academia se había arrepentido a cada segundo de haber mezclado a los estudiantes con los tributos, donde Lucy Gray Baird había sido vencedora y en donde...