"No puedo creer que lo hayamos hecho" le dijo Coriolanus luego de haber terminado.Ambos estaban desnudos y acostados en el sillón donde se habían unido.
"¿Por qué no?" Le preguntó Verona.
"Porque no mentí cuando dije que sentía tu desprecio a todas horas, en cualquier cabeza, excepto en la mía, hubiera pasado hacer esto""¿Y te gustó?" Ronroneó Verona, "Y no te atrevas a mentir o lo sabré" ella se recargó en su antebrazo para encontrarse con el rostro de Coriolanus, no pudo evitar ver las heridas en su labio inferior.
"Nunca había sentido más placer en mi vida" le dijo el mirándola a los ojos. "Jamás había sentido tanta satisfacción en unirme a alguien con quien deseaba hacerlo y no lo sabía" Coriolanus pasó su lengua por las dos heridas donde hubo sangre.
Verona se inclinó hacia él y pasó su lengua por el labio inferior, sintiendo la herida y sangre seca ahí, succionó con cuidado su labio para limpiarlo, el beso iba a quedar ahí hasta que la lengua de Coriolanus masajeo la suya.
"¿En cuánto tiempo se abrirá la biblioteca?" Preguntó Coriolanus entre besos.
"Quedan dos horas" replicó ella.
"Entonces será mejor que las aprovechemos" dicho esto, tomó a Verona de las caderas y la sentó sobre él, él ya estaba preparado para recibirla, desde que Verona pasó la lengua por sus heridas, su miembro arrojó una respuesta al estímulo.Verona gimió y echó la cabeza hacia atrás.
"No, quiero que me veas a los ojos cuando termines" le exigió Coriolanus, luego tomó la cabeza de Verona y la obligó a mirarlo, ella sonrió mientras gemía y se movía hacia delante y atrás.
"Como ordenes" esas palabras en encendieron tanto a Coriolanus que llevó sus dos manos a los pechos de ella y los apretó con fuerza, ella quiso echar la cabeza hacia atrás pero en vez de eso, tomó la mano derecha de Coriolanus y la llevó a la mejilla de ella, luego con su boca, buscó el pulgar de él y lo insertó en su boca, chupando y succionando."Verona..." gruñó Coriolanus, al tiempo que sentía la suavidad de la lengua de ella en su pulgar.
Ella le lanzó una mirada provocativa, lo cual hizo que Coriolanus sintiera un espasmo, antes de que todo terminar muy pronto, la tomo de los hombros y la volteó de espalda, recargándola en el ventanal blindado.
"Aún no termino contigo" le susurró él al oído, luego la penetró con fuerza.Por el impacto de las embestidas, Verona terminó recargando todo su cuerpo en el frío vidrio; el sudor de estaba adhiriendo ahí y ahora la temperatura fría se estaba tornando cálida, ella no podía dejar de gemir pues además de sentir las embestidas, sentía los mordisqueos de Coriolanus en su espalda, de vez en cuando la lengua en el lóbulo y cuando Coriolanus sentía espasmos, los pequeños gruñidos los dejaba en el oído de ella para sentir como se contraía por dentro.
Luego Coriolanus le respiró en el hombro derecho, con ese gesto, él descubrió una de las muchas debilidades de Verona pues ella no gimió, gritó."Por favor" suplicó ella. "No..., no" Coriolanus se detuvo.
"No ¿Qué?"
"No te detengas" con el sonido de la voz de ella, Coriolanus activo todo el deseo que podría haber, ocasionando que éste acelerara el ritmo y las embestidas y dado que ahora todo era más y más intenso, Coriolanus decidió tomar del cuello a Verona para usarla de apoyo y evitar que ella se lastimara la cara.Verona llevó sus manos a las de Coriolanus y le exigió que la apretara, él lo hizo, ocasionando que ambos terminaran con un gemido triunfal, evitando que Coriolanus se derramará sobre ella.
Porque eso no estaba en su planes, al menos no ahora.
Cuando terminaron y la biblioteca estaba a punto de abrirse. Coriolanus le pidió a Verona que fuera a dormir y que él se quedaría a limpiar todo lo que dejaron, incluso se encargaría de disipar el olor a sudor y cuerpos, limpiaría el ventanal donde Verona estuvo y al terminar, regresaría al Capitolio.
"Amigo, no luces nada bien" lo reprendió Santino unas horas más tarde y luego le extendió una taza de café, él la tomó sin vacilar.
"Estuve sumergido..." intentó no sonreír al decirlo. "En un proyecto importante y no me dio tiempo de dormir mucho" luego le dio un sorbo al café, el cual le dolió."¿Y por eso te lastimaste el labio?" Lo cuestionó Santino.
Coriolanus se sonrojó.
"Ah... si, si. Ya sabes la ansiedad y todo eso"
Santino lo observo un momento, lo cual puso nervioso a Coriolanus, no sabía que iba a suceder si él descubría que se había acostado con su hermana dos veces."¿Qué hay de desayunar?" Dijo Coriolanus para hacer ligero el ambiente.
"Huevos pasados por agua, café, tostadas de avena""Llevaré café y tostadas para el camino"
"¿Ya te marchas?"
"Si, Santino, debo estar en el Capitolio antes de las diez de la mañana y en la universidad a medio día, no puedo quedarme ni un segundo más"Un avox preparó el desayuno de Coriolanus y el auto para llevarlo, en cuanto cerró la puerta, se metió las tostadas a la boca y las pasó con café para poder dormitar.
No se despidió de Verona porque pensó que las cosas serían más fáciles así y además sabía que la volvería a ver.Al llegar se dio una ducha larga en donde enjuagó cada parte de su cuerpo de manera consiente, no quería que hubiera rastro de una mujer en él al llegar a la Universidad, a pesar de todo, tenía una reputación qué defender.
Sonrió un poco al notar labial rojo en su ingle, ese labial que había quedado corrido en la boca de Verona y en los labios de él y eso lo excitó al instante; respiró hondo y se controló, no había tiempo para placeres carnales, tenía que trabajar.Esa vez decidió usar un traje de color magenta, con unos gemelos negros y una camisa blanca de cuello picudo, se sentía poderoso y grande; se sintió más fuerte cuando colocó su rosa blanca en su bolsillo izquierdo.
Antes de entrar a la Universidad se aseguró de que sus gemelos estuvieran en su lugar y se adentró.
Algunas personas lo observaban otras pasaban de largo con él, no le interesaba para nada, su prioridad era llegar a la sala de juntas para revisar la apertura de los Juegos.Cuando llegó, estaban los vigilantes, miembros del comité y Jullien, el bastardo imbécil que no servía para nada.
"¡Coriolanus Snow!" Gritó el hombre menudo y de traje blanco. "Es un honor tenerte por acá" le extendió la mano y se estrecharon.
"Para mi es un honor estar en una apertura de Los Juegos" mintió con facilidad.
"Claro, claro. Este año será memorable, tus ideas fueron fascinantes y dado que fue así, tendrás un lugar especial en la arena"Coriolanus sintió un placer inigualable cuando escucho eso. Lo estaba logrando y mucho más rápido de lo que creía.
Cuando se sentaron en la mesa, Coriolanus vio extrañado el asiento de su lado derecho, en general, cuando habían esas juntas los lugares estaban contados, nunca ponían de más una mesa, una silla ni las botellas de agua.
"Disculpen el retraso, me quedo dormida"
Coriolanus se estremeció al escuchar aquella voz que pensó no volvería a escuchar pronto."Verona Messina, es un gusto tenerte en la mesa" la recibió con los brazos abiertos Jullien.
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Nota de la autora: créanme cuando les digo que amo escribir esto y que estoy muy emocionada por todo. No puedo parar de escribir, ah y esperen las muertes y los finales porque se vienen con todo. Besos. .lll.
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El verano 23
Hayran KurguHabían pasado cinco años desde los acontecimientos de los décimos Juegos del Hambre; en donde la Academia se había arrepentido a cada segundo de haber mezclado a los estudiantes con los tributos, donde Lucy Gray Baird había sido vencedora y en donde...