Un simple giro del destino

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Andrea Valencia


Cuando la chica pelimorada llegó al salón, estaba algo temblorosa, poco tenía que ver el frío del clima para ese andar. Lo primero vio al cruzar la puerta fue que en la esquina inferior del mismo se sentaban los de teatro. Abraham y Ryu estaban discutiendo de forma animosa. Abraham llevaba su clásica chamarra negra, ligeramente desgastada, una camisa gris de manga larga, jeans rotos de la parte de abajo y unos guantes rojos, dado a que sentía un ligero ardor en los dedos al moverlos a causa del clima. Por su parte, Ryu, vestía un suéter formal negro de manga larga, una camisa a botones blanca, un paliacate rojo adornando su cuello, jeans de mezclilla a la medida y unos tenis deportivos, rojo oscuro.

Es el chico de rasgos asiáticos quien le aclara al friki: — Vuelvo a decirlo, me voy a sentar aquí solo porque dijo Elías que hoy no vendría y necesitarías compañía, el día de mañana vuelvo a mi lugar habitual.

— ¡No es justo!, deberías sentarte junto a nosotros todos los días. —Abraham.

— Vengo a estudiar, pero en los ratos libres puedo estar para ustedes.

— Chicos — Los interrumpe Alicia. — Este semestre tendrán compañía.

Andrea los saluda, tras ello, los chicos la invitan a sentarse enfrente de ellos. La chica les responde algo insegura, ¿Por qué se sentía este semestre tan diferente?, eran sus compañeros de teatro quienes le devolvieron la seguridad de estar cerca de los demás después de todo, pero, al mismo tiempo tenía ese presentimiento de que tarde o temprano las cosas se podrían tornar complicadas.

Mientras ella estaba inmersa en sus pensamientos es Alicia quien la interrumpe: — Yo estoy en el salón de al lado, así que siempre que necesites hablar con nosotras no dudes en irnos a buscar. — Tras decirlo se retira a sus clases.

— Espera, ¿Y Tsuki? — Abraham preocupado.

— Está por llegar, tuvo un problema con el tráfico.

— Ya veo, ¿y la otra chica? — Ryu.

— Mine... Minerva tuvo que ser transferida de escuela por asuntos familiares.

— ¿Qué acaso no estás al pendiente de las conversaciones del grupo? — Abraham.

— Lo siento, tuve unas vacaciones algo agitadas y ustedes siempre llenan el grupo de miles de mensajes — Ryu.

— Que no te dé pereza o te perderás del chismecito.

— Si es interesante, me enteraré.

— Chicos — Andrea — No es culpa de Ryu el no saber, a decir verdad se lo guardó bien. Se supone que sabía desde el inicio del semestre anterior y se le ocurrió decirme hasta el final. No estoy conforme con ello, pero uno no decide cuando las personas deben irse.

— Perdón por no haberme enterado, sabes, era algo que estaba fuera de sus manos, pero lo importante es avanzar, además, puede que tengas cosas en común con este grupo de ahora en adelante — Ryu, toma del hombro a la chica.

— ¡Cierto! — Abraham, dice cual si tuviera una iluminación divina — A Ryu lo dejó su mamá, a Elías sus padres, a ti te dejó tu mejor amiga y a mí me dejó mi padre para ir a trabajar al extranjero...

— No creo que tenga el mismo valor un padre que un amigo — Mencionaba Andrea.

— No es quien haya tenido la mayor ausencia, sino, como aprendemos a vivir sin esa persona.

—Disculpa su falta de tacto — Ryu — A lo que me refería es, hay que ser un poco optimista con estas cosas.

— Es raro escucharlo viniendo de ti. — Andrea, salió su comentario por accidente.

Nuestro Dramático Taller 2- ConflictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora