Disciplina

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Fausto y Gustavo

De noche, un día antes de la clase de teatro, en el café bar 19 días y 500 noches, iluminados por la luz artificial de una jovial y nostálgica escena por partes extrañamente convergentes, los dos maestros se habían tomado un merecido descanso de sus vidas cotidianas para despejar las ideas, Gustavo, quien hasta ese entonces no había metido sus narices en el asunto no pudo evitar preguntar por cómo iban los chicos de teatro con este semestre, el mismo estaba sentado con cierta soltura, aliviado de haber terminado de organizar sus actividades de las clases a futuro y estar al día con el papeleo de los estudiantes para la materia. Fausto estaba un poco más tenso, pensando en cómo sería capaz de cubrir las horas perdidas a causa de una plática sobre primeros auxilios que fue notificada por sorpresa, él hasta ese entonces no había dejado de pedir bebidas frías esto debido a que se había cansado de tomar cosas calientes a razón del clima, acabando su tercer frappe llegaba a entornar su mirada de forma nerviosa a su amigo ya que no le había confesado hasta este día que, para los chicos de la TAE de tercero y cuarto había cambiado junto a la maestra Paty el programa de estudios de su ex esposa: —Mañana nos tocará una actividad física. No sé si alguna vez te contó Jazmín del método de Grotowski.

—La verdad es que no, ella siempre hablaba de un Stan... algo, con un nombre confuso, decía que el mejor método era la vivencia como motor catártico del actor.

—Qué raro, un actor no debe casarse con solo un método o enseñanza, aprender de diferentes métodos ayuda al crecimiento y formación del actor para tener diferentes formas de resolver la escena.

—No recuerdo que ella me hubiera comentado nada de eso. Sabes, tal vez me estoy olvidando de sus pláticas, suena feo que a los seis meses de separados olvide una parte tan importante de su vida.

—No te sientas mal Gustavo, de hecho ella nunca dijo eso, era más de enseñar un método en la prepa nada más, así como tú lo dices.

—Espera, no me digas que estás haciendo un cambio en su programa.

—Sí, Paty y yo lo estamos haciendo.

— ¿Dejaste que ella metiera su cuchara en la sopa?, se nota que le vas tomando cariño a la maestra.

—Cuando sabes tratar con ella entiendes que esa actitud tan famosa de ella es solo una coraza que usa para protegerse, no me imagino que habrá vivido para tener esa actitud tan amargada, pero al menos va entendiendo por que tanto los chicos como nosotros estamos tan apasionados por el arte. Creo que si llega a aprender bien lo que le diga ella puede ser la titular, aunque diga que no le gusta, es quien tuvo en primer lugar la iniciativa de tomar el taller y si no fuera por ella tal vez ya no tendríamos TAE de teatro en la prepa.


Edwin y Abraham

El frío dentro de la preparatoria Castellanos se estaba despidiendo de los estudiantes, a medida que las semanas avanzaban y el fugaz febrero comenzaba a llegar a mitades del mismo. El calor comenzaba a impregnar no sólo los corazones de aquellos que deambulaban esperanzados por los pasillos, sino que cada día los abrigos grandes y demás accesorios comenzaban a ser guardados en el ropero, el sol ha salido y ha iluminado las ilusiones de los chicos al estar tan cercanos a un 14 de febrero.

Antes de entrar a la clase Abraham había citado a Tigre para que encontrarán antes de ella, el chico de grado menor estaba hasta cierto punto estaba confundido con la invitación, estaba claro que ambos eran amigos, pero no al punto de verse los dos sin tener de por medio a Roboto revisando sus textos.

—Vamos a hacer un pacto, ¿te parece? —Abraham, con un mazapán pegado en la palma de su mano como si fuese una navaja.

— ¿Qué? —Tigre, sin entender la idea del chico.

Nuestro Dramático Taller 2- ConflictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora