Ilusiones de amor

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Alicia González

Era la tercera clase del semestre, los chicos habían terminado de hacer sus ejercicios, entre ellos, de florecimiento y de presencia corporal, a través de respiraciones y desarticulación de columnas. Ahora, estaban sentados mientras el maestro Fausto les explicaba acerca de la frase dramática, la intención es que una vez tuvieran todos los elementos para realizar una, pudieran improvisar una escena corta en esa clase, en equipos de tres: —La frase dramática es parte vital para la creación de la obra, con ella se define el conflicto dentro de la escena. Es a grandes rasgos una forma de sintetizar lo que acontece en la misma, algo que queda entre nosotros y nos orienta para la creación de personajes y propuestas para los ensayos. Su composición surge a través cinco preguntas, dónde estás se unen para formar una frase correcta y coherente.

Mientras decía eso Alicia anotaba las palabras "conflicto", "síntesis" "5 preguntas", proseguía el maestro: —La primera pregunta es el "Qué", se resume en una o a lo mucho dos palabras, donde la misma es el eje central de la obra. Pensemos en "Romeo y Julieta" de Shakespeare, su "Qué" es el amor imposible; en el "Médico a palos" de Moliere, su "Qué" es el malentendido, en "El casado casa quiere" de Alfonso Paso cuyo "Qué" es la esperanza. Esto, además del teatro puede traducirse a la literatura, por ejemplo en el Lazarillo de Tormes su "Qué" es la pobreza, en el Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra su "Qué" es la locura y "Cómo agua para chocolate" de Laura Esquivel cuyo "Qué" es el amor nuevamente. Toda obra que quiera contar una historia posee su "Qué", es como parte de su ADN y definir esto en su obra ayudará a que puedan guiarla con propiedad en su tópico principal, sin esta pregunta resuelta será imposible resolver las demás.

Pensando en cuál sería el "Qué" de su improvisación, fue allí cuando recordó lo que pasó la semana pasada una vez salió con Elías y anotó "Ilusión de amor".

Ese sábado salieron al caldero mágico, el chico había quedado con la curiosidad de conocer el lugar una vez le contaron de la reunión que tuvieron las chicas. Estaban los dos en cierto silencio, con unas bebidas calientes servidas, con algunos sorbos antes de que comenzarán a hablar. Antes de entrar y que les asignaran la mesa, habían tenido un saludo a la distancia con una sonrisa tímida de ambos, se sentía dentro de los dos cierta tibieza en sus actos. Antes de que les trajeran la comida fue Elías quien optó por partir el hielo: —¿Hoy tienes algún texto que quieras que revise?

—Ninguno, estos días no he escrito algo substancioso. —Ambos sabían en el fondo que ella mentía.

—Oh ya veo, entonces será solo una salida cotidiana. ¿Te gusta lo que sirven aquí?

—El Chai con sabor a manzana tiene un toque dulce aunque no empalagoso, es la justa medida, no es demasiado pero se siente su sabor.

—El americano está bien, lo bueno que me dijiste que las cervezas aquí las servían quemadas. Espero que no sea consejo por experiencia propia, no se me olvida que aún eres menor.

—No pensé que fueras un chico de bebidas alcohólicas.

—Ni yo, estuve rehusando a tomarlas por algún tiempo pero siento que es momento de aprender a tomarlas como tú dices, a la justa medida.

—No creo que saber tomar alcohol tenga que ver con crecer, pero cada quien, hay algo que te quiero contar, que le he estado dando muchas vueltas en mi cabeza y siento que es necesario que te lo cuente. Quería hacerlo desde la clase pasada pero siento que necesitamos intimidad para esto.

—¿Intimidad?

—Detesto ser tan directa, pero tú y yo sabemos que siento algo por ti y que lo mismo nos va a obstruir en nuestra relación tanto en lo personal como en lo académico con la TAE.

Nuestro Dramático Taller 2- ConflictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora