Días habían pasado desde el momento en el que el niño había llegado al mundo.
Ya se encontraban en casa, más sin embargo, al contrario de lo que cualquier espectador pudiese esperar. Geno se mantenía pasivo ante la muerte; escuchaba todas sus órdenes y las acataba. Dejaba que lo tratara como quisiera, que hiciera con su mente lo que su cabeza le plazca, pero, de una manera inesperada, la muerte, no lo estaba lastimando de manera física, sino, psicológica; ya sabes, demostrándole cariño a más no poder, besarlo hasta hartarlo, abrazarlo cada que podía.
Aún así, le recordaba lo miserable que era y lo afortunado de estar con alguien como él; que sino fuera por él, estaría perdido y hubiese cedido a la locura en aquella pantalla; o que si lo hubiese dejado correr por el bosque, alguien pudo haberlo raptado y dejarlo peor de lo que él, ya que, si un ser humano se enteraba que era inmortal, disfrutaría verlo sufrir pero sin morir; también, si se hubiese ido con Gosth, este muy probablemente lo hubiese abandonado por ahí al ver la carga que era. Como olvidar que tuvieron esa conversación el día de los enamorados, habían tenido una pequeña riña respecto a lo de Gosth, ya que Geno quería volver a ir al psicólogo para ser un mejor padre; la parca no lo vio como eso y le dieron unos cuantos celos, tales que hizo que la muerte marcar el cuerpo del muerto como suyo con una mordida en su cuello.
Más a parte de mantenerse pasivo, lloraba inconsolable la ida de la muerte, rogaba que no se fuera de su lado, que no lo abandonara, pero por más que le rogara, la muerte solo reía, lo besaba y se iba.Se había vuelto alguien dependiente, alguien débil, alguien irreconocible del fuerte After que alguna vez fue, ese que no tenía miedo a responderle, golpearlo o insultarlo de manera inteligente; ahora solo era Geno, un esqueleto que se la pasaba llorando casi todo el tiempo, desesperado de huir de ahí, intentando cómo podía, que las cadenas de su único pie en buen estado no lo lastimase y que la cámara no lo viera intentando encerrarse a llorar en un cuarto. Casi lo había olvidado, desde que habían regresado, Reaper, antes de irse a su trabajo, le daba las medicinas que necesitaba, le ponía una pesada cadena a su pie (esta no lo dejaba ir más allá de la puerta del hogar) y había unas cámaras que grababan todo en todo momento, estos artículos eran relativamente nuevos, pues, mientras que el muerto seguía en reposo en el hospital, la muerte estaba arreglando esto para tener todo listo el día de su llegaba. No hace falta decir que estoy lo tenía en un muy mal estado y que si no fuera porque tiene a cargo otra alma, muy posiblemente se dejaría caer al suelo, dejando su cuerpo descansar un rato mientras imaginaba a su antigua vida.
Hoy es 25 de febrero. Parece que no ha pasado tanto tiempo desde el nacimiento de su hijo ni tanto tiempo en el que había regresado a su hogar. Aún así, sentía que habían pasado meses desde que estaba en ese lugar tras su última hospitalización.
Algo sacó a Geno de sus pensamientos; era el llanto del pequeño Goth, quien se encontraba en su cuna. Se levantó de la cama y fue a revisarlo; notando cómo este solo tenía ganas de comer, ya que su pañal estaba limpio y mucho frío no parecía tener.
Lo cargó en brazos, tomando la precaución de que su cabeza se apoyara en su mano. Vio la hora que marcaba el reloj de pared- 4:47 pm- y luego vio para su cama; estaba vacía, esto lo entristeció un poco, aún cuando Reaper se había esforzado tanto en mantenerlo a su lado como para que no si quiera estuviera en casa en una fecha tan importante. Le parecía irónico que importara que aún cuando odiaba a Death, esperaba su llegada y sufría su ida; ahora que lo recordaba, Death no había llegado a casa hacía una noche, pero que más da, raro no era.
Bajó con sumo cuidado las escaleras, procurando no caerse ni lastimar al pequeño. Llegó a la cocina y empezó a preparar la comida del chiquillo, o bueno, la fórmula, porque pecho, no podía darle.
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ROTTALE (afterdeath).
RomanceLa muerte y el semi-muerto, esta historia ya habían sido contada antes, pero volvió a escribirse, pero con un toque diferente.