ROTTALE (afterdeath).

Pasando una semana 3/3

El pequeño ʜƚoᎮ escuchaba lo que su tío decía, cada palabra lo asustaba más, ¿eso acaso podría pasar?, ¿esto era acaso real?, pero no importaba, puesto a que su madre acababa de llegar, y eso era señal para que su tío desapareciera.

ム乇刀の llegó para levantar a su pequeño, tocándole el rostro con intranquilidad.
-¡ʜƚoᎮ!, ¿cuántas veces tengo que decirte que no te metas a este cuarto?-.
-Lo siento...

Mami

La muerte despertaba al semi-muerto con un beso en la frente, era la mitad de la noche e intentaba despertarlo de la manera más amable que se permitía, pero este no lo hacía.

Si tan sólo no hubiesen peleado por tanto tiempo, nada de eso habría pasado.

-Geno, despierta-
-Uhm, uhhg, ¿qué te he dicho sobre abrazarme?-
-Que no lo haga, pero no pude evitarlo, estás llorando-
-¿Y qué?-
Le acercó, tocando su cara, viéndolo con pena.
-Déjame ayudarte-
-Aléjate-
Se soltó del abrazo, moviéndose de la cama, poniéndose en la esquina, ignorando toda palabra que salía de la boca de Reaper.

-Bae, sé que estás enojado conmigo, pero intenta calmarte un poco-

Se levantó, desacomodando las cobijas que tenía encima.

-Te daré tu espacio...-

Se levantó y salió de la alcoba, cerrando la puerta detrás de sí.
Había sido una discusión muy corta, resuelta de una mala pero buena manera, las situaciones, las peleas, el simple hecho de que estas cosas estaban pasando. Era como una pesadilla que nunca acabaría, el tan solo que a alguien se le llegase a pasar por la mente que la persona de quien estas enamorado, te secuestre, te golpee, te arrebate algo de tu cuerpo, te tocara de una manera que no quieres, te amenaza y para colmo. Que el quiera tu perdón de un día para otro. Esto se vería como algo casi imposible.

Pero esta es la realidad, no es un pensamiento, no importa cuanto tiempo pase, no importa cuantos "perdón" diga, no remendaría lo que estaba pasando.

El semi-muerto se tiró a la cama, algo melancólico, ya se estaba comenzando a rendir de sus opciones, ya había intentado escapar, ya pidió ayuda, ya lo trato mal, y nada funcionó, sólo empeoró las cosas, y tenía menos posibilidades para irse de ahí, pero, ya no se le ocurría nada. Ya que, por el momento, el enfrentarlo cara a cara, era una mala idea. No había forma de salir de ahí.

La puerta se abrió, dejando ver a la parca, quien veía al muerto con tristeza, lo había convertido en un desastre. Se sentó en la orilla de la cama, acercándose a su amado de poco a poco, hasta que estaba a unos centímetros de él.

-Geno, Geno, Geno, ¿ya puedo consolarte?-
-Ja, te recuerdo que eres el problema, ¿en qué me ayudaría que me consolaras?-
-Que podrías llorar, y te ayudaría a mejorarte, eso es lo que hacen las parejas-
-Pero tú y yo no somos pareja-
-Lo sé, pero, podríamos intentar-
-NO, es no, entiende-
La muerte no escuchó, abrazándolo muy fuerte, pero sin llegar al extremo de romperle algo. El semi-muerto intentaba huir de aquella repentina actitud hacia el, la muerte estaba siendo demasiado diferente, era como tener una persona diferente todos los días. No entendía el porqué le quería consolar, si hace unos días el simplemente se desquitó con su alma.