"El Dolor que Forjó al Verdugo."
La primera aparición en el centro del distrito no fue tan mala como me imaginaba que sería, los pobladores estaban felices de vernos; los discursos fueron celebrados con alegría contagiosa, el alcalde sonriente nos había acompañado durante toda la ceremonia al igual que los demás vencedores. Debo admitir que Lyme y Enobaria son excelentes mentirosas, pues las sonrisas plasmadas en sus rostros no dejaban ver ni un destello de la preocupación que realmente sentían.
La cena en casa del alcalde fue maravillosa, no tan ostentosa como la fiesta en casa del presidente Snow, pero tuvo su encanto, y lo mejor de todo fue que no me habían acosado en toda la noche; luego de que los invitados estuvieran demasiado borrachos como para prestarnos atención, Cato y yo fuimos a un rincón alejado en el jardín, en la entrada trasera de la casa del alcalde; estaba segura de que alguna cámara nos seguiría, pues estas personas no descansan un solo segundo, y en todos lados encuentro aquel singular destello cegador y sonido metálico que se produce al tomar una fotografía.
—Finalmente, ha terminado—dije sentándome en las escaleras de mármol pulido—. Tengo la sensación de que la gira duró meses.
—Ni me lo digas—Él sonrió y tomó asiento a mi lado, se sacó la chaqueta carmesí y la puso sobre mis hombros—. Te he extrañado bastante.
Esa fue la señal que necesitaba para saber que utilizaríamos el plan de Lyme; debíamos crear un espectáculo convincente, uno que atrapara la atención de cualquier persona que pudiera estar espiándonos, necesitábamos una historia lo suficientemente impactante como para que fuese difundida sin cuestionamientos.
—También yo—contesté—. La buena noticia es que ya tendremos toda la privacidad que queramos, al menos hasta que comiencen los juegos.
—No quiero pensar en eso aún—dijo y colocó una mano en mi cintura para atraerme hacia él. Mi corazón latía con fuerza mientras suplicaba que nuestra actuación fuera convincente—. Pensar en que tendré que apartarme de ti por un mes completo me resulta deprimente.
Apoyé mi cabeza en su hombro, dejando escapar un suspiro mientras sus dedos torpemente acariciaban mi cabello. En ese instante, percibí la profunda inquietud que invadía a Cato, un miedo que iba de la mano con el mío. Algo había ocurrido en el Capitolio, algo que lo había marcado, pero sabía que no me lo comentaría hasta que estuviéramos verdaderamente solos. Aunque, conociéndolo, quizás nunca me lo comentaría.
—Estoy cansado—dijo él tomándome de la mano—. Quisiera poder gritarles a todos lo que realmente ocurre entre nosotros.
—Sabes que no podemos hacer eso—Lo interrumpí—. Lo que tú y yo tenemos es complicado, nadie lo entendería.
—No me importa que lo entiendan o no—Hizo una pausa—Estoy cansado de ocultarlo.
En ese momento, me di cuenta de que nuestros caminos estaban innegablemente entrelazados, y no había vuelta atrás. Permanecí en silencio por un breve momento mientras él se alejaba lentamente y sostenía mi rostro suavemente con ambas manos. Sus ojos, llenos de tormento insondable, se encontraron con los míos en un último intento de encontrar consuelo en medio de la desesperación.
Todo se oscureció, como si la sombra de un destino cruel se cerniera sobre nosotros después de que susurrara esas dos palabras que desearía nunca haber necesitado: "Te amo".
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Escarlata.
FanfictionRetrocedo la cinta, pero todo lo que hace es detenerse en el momento exacto en que todo se perdió. Enviando señales, para ser traicionada. Segundo libro de la saga "La Gran Guerra." •Inspirada en "Los Juegos del Hambre" (Suzanne Collins) •Clasificad...