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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene material sensible, que puede resultar perturbador para algunas personas, pues aborda temas como abuso, trauma, y situaciones de carácter delicado. Si consideras que estos temas pueden afectarte de manera negativa, sugiero que omitas la lectura de este capítulo o lo abordes con precaución; este capítulo es una parte importante para la trama de la historia, pero entiendo la importancia de cuidar el bienestar emocional de mis lectores, así que por favor, prioriza tu salud mental y toma la decisión que mejor se adapte a tus necesidades. He intentado mantener el capítulo lo menos explícito posible, pero no quiero que sea un detonante para ninguno de ustedes; si decides no leer el capítulo, podrás comprender el resto de la historia de todas formas porque en otros capítulos colocaré detalles generales de lo que ha ocurrido aquí.

"El Llanto de la Inocencia Perdida."

El café se enfría rápidamente en la taza que Marjorie ha colocado delante de mí; en el desayuno, nadie habla. La confesión de Cato sigue retumbando en mi mente, pienso en que la vida es extremadamente cruel con algunas personas; Marjorie intenta iniciar conversación con ambos, pero yo aún me encuentro demasiado impactada como para concentrarme en otra cosa, y Cato parece haber entrado en una especie de trance. Finjo interés por lo que sea que aquella niña está diciendo, pero no puedo evitar desviar la mirada hacia su hermano, quien ni siquiera pestañea. Intento dar un sorbo al café, pero mis manos tiemblan debido al frío, y la taza se desliza, derramando así el líquido oscuro sobre la mesa.

Permanecemos en silencio durante un buen rato, hasta que la urgencia de salir corriendo se hace presente una vez más, y ya no puedo hacerle frente; me disculpo y camino hasta el pórtico de mi casa. Me detengo, pues un dolor profundo me perfora la cabeza; me sostengo del picaporte de la puerta de la entrada y espero pacientemente hasta que el dolor se vuelve un poco más leve. Antes de entrar a mi casa, oigo a Lauren a mis espaldas; se supone que hoy vuelve al Capitolio, tanto ella como los estilistas, y equipos de la prensa. Cierro los ojos y respiro profundamente antes de girarme en su dirección, no tengo ganas de conversar con nadie.

—¿No estás emocionada?—pregunta con una sonrisa plasmada en el rostro—. ¡No lo puedo creer!

Mi mente se encuentra muy, pero muy lejos de aquí, y no logro comprender de que está hablando Lauren; ella agita las manos mientras veo que sus labios se siguen moviendo, pero ninguna palabra llega a mis oídos.

—Lauren—La detengo, pues ya me resulta desesperante—. ¿De qué estás hablando?

—¡Ay Clove, no seas tonta!—contesta ella—. Me refiero a que Cato y tú volverán al Capitolio con nosotros.

—¿Disculpa?—pregunto mientras un dolor punzante me atraviesa el estómago; sé lo que ir al Capitolio significaría para mí—. ¿Cómo que iremos con ustedes?

—¡Por supuesto que vendrán con nosotros!—exclama ella, como si se tratase de algo bueno; me pregunto hasta dónde realmente llegan sus conocimientos con respecto al trato hacia los vencedores en el Capitolio, pues no creo que esto sea algo digno de celebrarse—. Prepara tus cosas, pues el tren parte en una hora y media.

Salgo corriendo hasta el pórtico de la casa de Lyme, una de las más cercanas a la entrada de la Aldea de los Vencedores; golpeo la puerta con fuerza desmedida, mi mano choca contra la madera una y otra vez, hasta que la superficie se mancha con sangre. El ardor en mis nudillos se intensifica con cada impacto, pero eso no me detiene; las lágrimas nublan mi visión, mientras mi corazón late desbocado en mi pecho. Mis piernas tiemblan, y luego de un par de segundos terminan cediendo completamente, así que caigo de rodillas al suelo; el silencio que me rodea es ensordecedor, solo es interrumpido por el eco de mis propias respiraciones entrecortadas y sollozos. La sangre brota de mis nudillos en un flujo constante, goteando sin cesar y tiñendo el suelo de madera con manchas escarlata. Finalmente, la puerta se abre; levanto la mirada y me encuentro con Lyme, su rostro inexpresivo me da la bienvenida. Me ayuda a levantarme, y entro a su casa, dejando atrás a Lauren.

Escarlata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora