ⅩⅩⅠⅠ

101 8 2
                                    

LAMENTO MUCHO LA DESAPARICIÓN, GRACIAS POR LA PACIENCIA, LOS QUIERO MUCHO, SE ACEPTAN PREGUNTAS AL FINAL DEL CAPÍTULO PORQUE SÉ QUE MÁS DE UNO TERMINARÁ EN PLAN ????

"Canción de la Luna."

Al arrasar con el suelo de piedra, los gigantescos cilindros metálicos emanan un olor horrible, que se mezcla con el aroma de la sangre fresca, y las náuseas no tardan en aparecer.  Esto empeora cada vez que esquivamos los restos de lo que alguna vez fue Gloss. Mis botas se resbalan con algo blando y pegajoso; solo asumo lo peor e intento no detenerme a vomitar.

Mis pantorrillas arden, y mi cuerpo me pide a gritos que me detenga, pero si lo hago, la gigantesca pieza metálica me hará trizas. Siento los pies mojados, y no tengo idea de si se trata de sudor o sangre, pero de todas formas sigo corriendo, con Brutus empujándome cada vez que pierdo el ritmo.

No puedo ver demasiado debido a la lluvia que cae fuertemente sobre nosotros, pero el sonido estrepitoso de uno de los muros moviéndose me pone más alerta de lo que ya estaba; Cashmere y Brutus también lo han notado: uno de los pasillos se ha abierto, y nos encontramos a unos 20 metros de la diminuta entrada, pues no se ha abierto por completo.

Con las pocas fuerzas que me quedan, salgo disparada a toda velocidad hasta llegar al pasillo, y me aventuro dentro del mismo sin pensar en qué podría estar esperándome ahí adentro.

Caigo de rodillas al suelo y vomito un residuo acídico que traía en el estomago, este me quema la garganta, boca y nariz. Mis golpeadas manos se entierran en el suelo cubierto de barro, mientras la fuerte lluvia me golpea la espalda, como si el cielo estuviera decidido a aplastarme; siento mis rodillas hacerse trizas, mientras mi cuerpo entero comienza a temblar; será de cansancio, será de frío, o será de enfermedad. Pero ya estoy completamente jodida.

Escucho a mis aliados desplomándose a unos metros de distancia; y de un segundo a otro, mis brazos pierden toda la fuerza que les quedaban, y mi rostro impacta contra el suelo con fuerza.

Paso una mano por mi rostro para sacarme el olor a vómito, y este es reemplazado por el aroma a tierra mojada. Cierro los ojos, y me entrego a la oscuridad de la noche, completamente consciente de que pueden asesinarme en este mismo momento.

Las respiraciones agitadas son reemplazadas levemente por unas más pausadas y regulares, aunque me toma bastante tiempo; mis párpados pesan como si estuviesen hechos de hierro, pero los abro con dificultad. La oscuridad del pasillo me envuelve, pero el débil brillo de las luces carmesí que bordean los muros se filtran a través del pasillo, creando sombras inquietantes.

Brutus es quien primero logra incorporarse, tambaleándose y sosteniéndose de uno de los muros mientras se pone de pie. Con la tenue iluminación veo que su rostro está cubierto de barro y sangre.

—¿Estás bien? —me pregunta, y con la visión borrosa, noto que extiende una mano hacia mí, intentando ayudarme.

Asiento débilmente, aunque no sé si es capaz de notarlo, y levanto una mano, intentando tomar la suya; pero él nota que mi estado no es el mejor; así que de un segundo a otro, me levanta del suelo como si fuese una muñeca de trapo. Mi cuerpo tiembla violentamente, y siento que colapsaré en cualquier momento.

Él me ayuda a mantenerme de pie con una mano sosteniendo mi torso, y traigo un brazo rodeando sus hombros.

Cashmere se levanta poco después, sacudiéndose el barro y limpiando la sangre de su rostro; pero incluso en la oscuridad, noto las lágrimas en sus ojos. Acaba de perder a su hermano.

Escarlata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora