Escarlata.

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Nota: Holis, bajen los tridentes que ya volví :D

Lamento mucho la tardanza pero es que sigo con el bloqueo asqueroso que me persigue hace ya un par de meses, además de que la vida adulta está bien difícil y se me dificultó encontrar la calma necesaria para escribir. Quiero aclarar que la historia no está en pausa, y tampoco la cancelaré, solo que quizás me tome un poco más de tiempo actualizar :(

Canción para el capítulo: 'tis the damn season- Taylor Swift.

Espero que les guste, lo escribí con mucho amor para ustedes uwu

"La Tríada del Tiempo"

He pasado más tiempo con mi equipo de preparación del que me gustaría; me han obligado a ser partícipe de sus huecas discusiones mientras arreglaban mi cabello, limpiaban mis uñas, y maquillaban mi rostro.

Lo único que he rescatado de todo esto, es que están levemente preocupadas por mí. Claro, si muero, su fama muere conmigo; lamentablemente, mi plan arruinará sus carreras. Las observo caminar de un lado para el otro mientras realizan su trabajo, y grabo sus rostros en mi memoria, a pesar de todo, ellas han sido quienes me han ayudado a lucir deseable ante los ojos mis patrocinadores durante los primeros juegos. Es por eso que estoy aquí. ¿Me han ayudado o me han condenado?

Nouria llega, y con ella mi boleto de salida de este lugar; me conduce hasta el comedor y almorzamos en silencio, agradezco que sea una mujer de pocas palabras, pues ya no toleraba el incesante cotorreo de mi equipo de preparación. Estaba a punto de arrancarme las orejas con las manos.

La comida es abundante y ostentosa, pero no siento hambre; como un trozo de carne bañado en mantequilla, una cucharada de puré de patatas con perejil, y de postre, unas frutas bañadas en chocolate. Mi estómago ruge furioso y Nouria ríe por lo bajo, pues lo ha escuchado; no me había percatado de que por más de que no me sintiera hambrienta, mi cuerpo necesitaba la comida.

—¿Qué llevaremos puesto en la ceremonia de apertura?—pregunto una vez que termino de comer—. Solo pido no ir desnuda.

Nouria sonríe y niega con la cabeza; observo su plato y veo que no ha probado bocado alguno, supongo que es la razón por la cual es tan delgada. Su piel oscura brilla con gracia, iluminada por la tenue luz del sol que se cuela en el comedor; se ve intimidante pero delicada, dos atributos completamente opuestos pero que contrastan de una manera hipnotizante.

—Luego de mucha discusión, hemos decidido que irán a juego, al igual que todos los años—contesta ella; arruga el entrecejo, lo cual me hace pensar que no le agrada la idea—. He puesto mi sangre, sudor, y lágrimas en estos atuendos, así que tú quédate tranquila.

Mi equipo de preparación llega minutos después y trabaja junto a mi estilista para dejarme presentable una vez más, o al menos eso es lo que ellas podrían considerar presentable. Ha habido un cambio radical, ya que no luzco amenazante como el año anterior. Mi cabellera, ahora ondulada, cae pesada sobre mi espalda desnuda. Un vestido ajustado y prácticamente transparente se adhiere a mi cuerpo como si fuera una segunda piel; brillos dorados hacen que la prenda refleje cada rayo de luz que recibe, convirtiéndome en algo parecido a un sol radiante. Mis párpados están adornados con diminutos brillos, también dorados, y mis labios resaltan con un singular rojo carmesí, como lo han hecho decenas de veces antes.

Giro hacia el gigantesco espejo clavado en la pared y contemplo mi reflejo con un atisbo de nostalgia. Estoy en la misma situación en la que me encontraba hace un año, pero el sentimiento que me embarga hoy es completamente distinto. Lo único que permanece igual son los incómodos zapatos con los que apenas logro caminar. De manera accidental, cruzo miradas con Nouria a través del espejo, percibiendo una emoción que resulta extraña en su rostro. Tal vez sepa que no saldré con vida de la arena; quizás mi equipo de preparación también lo sospeche. Lo que desconocen es que este ha sido mi plan desde el principio.