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José se encontraba agotado la mala alimentación produjo que sus energías fueran menores y sin darse cuán se encontraba inconveniente; las horas transcurrieron se sobresaltó al ver cómo Kelif frente a el.

-Pensaba que eras más listo, pero solo eres un tonto Beta- Kelif se llevó de regreso a José.

En cuanto llegaron Kelif regaño a su trabajador por no hacer bien su trabajo, como era posible que no se diera cuenta que el joven Beta se escapó bajo sus nariz y no lo viera.

El rayo del sol es intenso pero no le molesta tanto al Beta el solo observa como Kelif vende y negocia los esclavos, es llevado con brusquedad de un momento para otro.

-Observe usted señor Potifar este joven, muy trabajador y en perfecta salud- mostraba al Beta.

Otro hombre habló -Es demasiado joven señor-

-Entre más jóvenes más fácil es amaistrarlo, piénselo el todavía no tiene vicios- Kelif sabía cómo convencer a alguien.

El trato se llevó a cabo, José no supo en qué momento llegó a una gran casa solo caminaba por instinto lo dejaron en un cuarto algo pequeño; en cuestión de minutos un alfa entro y le entrego un pedazo de pan y un poco de agua.

-Mi nombre es Potifar y a partir de ahora formarás parte de mis esclavos...por la falta de olor supongo que eres un beta-

José se encontraba con tanta hambre y sed que no escucho lo que el alfa le decía en estos momentos así que solo puedo agradecer y pedir disculpas por no prestar atención.

-¿Cuál es tu nombre?- pregunta Putifar con paciencia.

-Soy José, señor- si algo aprendió José en esos días con Kelif fea a como sobrevivir y eso tenía que hacer sobrevivir por su hermano Benjamin el conseguiría su libertad, todavía no perdía la fé.

-Muy bien lo que resta del día descansaras tines que recuperar fuerzas para trabajar mañana no me gusta que mis esclavos sean perezosos así que aprende a obedecer si valoras tu vida- fue así como se retiró de aquel cuatro el Beta se encontraba más calmado podría recuperar fuerzas y descansar pero antes de eso se arrodillado frente a una ventana para orar.

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Mientras tanto del otro lado del desierto Jacob se encontraba destrozado, se podía sentir el olor a tristeza en toda la tienda junto con una impotencia de no poder haber hecho nada para proteger a su Hijo.

Dina también sentía esa tristeza por la perdida de su hermano después de saber que Fue devorado por una bestia del desierto, Dina cuidaba de Benjamin pero no podía ocultar la tristeza en sus ojos.

-Sabes algo Benjamin, yo prometo que voy a cuidarte con mucho amor porque se que nuestros hermanos son malos pero entre nuestro padre y yo nos encargaremos de tí-

Benjamin solo le acariciaba la mejilla a su hermana y le entristecía ver los ojos llenos de lágrimas.

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José se encontraba trabajando bajo el rayo del sol, el estar cargando sacos de los cultivos del señor Putifar los días eran largos pero el comportarse y obedecer los hacían soportables descubrió un par de cosas en esa casa.

-Trabajen más rápido asquerosos esclavos!!- Abur gritaba como de costumbre al igual que golpeaba con el látigo a algún esclavo.

José aprendió que hacer enojar a Abur significaba ser golpeado hasta la satisfacción del descarado.

Sin embargo José es listo y no enfadaba al encargado de los esclavos, un día todos los esclavos del señor Potifar, fueron los encargados para llevar la estatua de una esfinge, un regalo para el faraón.

El Omega de Egipto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora