Gesta de la hechicera y el gaijin: El precio de la vida correcta 2.

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1718.

Toda persona que cupo en el patio principal del templo Tsukimine se concentró ahí. Todos, ocupados como estaban en la reconstrucción y la vuelta a la vida cotidiana, se las arreglaron para darse unos minutos y escuchar el discurso que el general Issa leía, y que había sido enviado por el mismísimo Emperador Yasuhito. Detrás de él, encabezados por Tomoyo, Arashi, Sorata, Omoi y Junichiro, todo el cuerpo de samuráis de Tomoeda rendía guardia luctuosa.

En el centro del patio, tres piras mortuorias elevaban llamas al cielo vespertino, consumiendo su contenido con celeridad.

—Así, al igual que nos inspiró en años recientes la historia de los Cuarenta y Siete Ronin, hoy Tomoeda acogerá la inolvidable Gesta de la Hechicera y el Gaijin como una leyenda de amor, entrega y fidelidad. Es menester que conservemos la memoria de la piadosa Hoshinomegami, el poderoso Hogo Okami, y el valiente Ou. Qué su recuerdo prevalezca en el tiempo. —Issa sostuvo una pausa y luego de aclararse la garganta, continuó: —De acuerdo a los deseos del último miembro del Clan Ou, señor feudal de la Villa, el liderazgo será heredado a la familia Arisugawa-Kishu, siendo que a partir de hoy los encargados de toda administración a ojos del Emperador serán Sorata y Arashi Arisugawa.

La ceremonia se extendió unos minutos más, y una vez terminada, con las piras reducidas a cenizas y la gente abandonando el templo, Tomoyo agradeció a Issa por su protección, refrendando la invitación a volver a Tomoeda en su retiro.

La sacerdotisa y la nueva dueña de la villa entraron al salón principal de culto en soledad. Arashi se separó unos pasos de aquella Tomoyo de ojos hundidos.

—Pues está hecho... ¿Estás segura de que fue lo correcto?
—Habría sido más difícil de creer si hubiésemos contado la verdad, ¿no es así? —Dichas esas palabras, el rostro mustio de Tomoyo se iluminó con una sonrisa, y sus ojos destellaron—. En fin, Señora Arisugawa...
—No me llames así.
—¡...no podemos permitir que la verdad se meta en el camino de una gran historia!
—Fomentas la mentira.
—Llama a Junichiro, tengo un trabajo que encomendarle.
—Tú ya no me mandas.
—De acuerdo, ¿podría la importante señora Arisugawa enviar a alguien para que llame a Junichiro por una tarea que deseo encomendarle?
—Que no me llames así. ¿Qué tipo de tarea de todos modos?
—Ya lo verás. ¡Debemos prepararnos!
—¿Para qué?
—Para el futuro, por supuesto.

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El presente.

Al atardecer del segundo día en Hong-Kong, se terminaban los preparativos para la vuelta de Xiao-Lang y Kurogane a Tomoeda. Luego de la conmovedora historia de los eventos de ese verano en el periodo Tokugawa en Japón, la familia Li se comprometió a dar apoyo económico al samurai mientras resolvía su problema, o alcanzaba la mayoría de edad en su país natal, es decir, los veinte. Kurogane, sin embargo, no lo aceptó como un regalo, y se comprometió a devolver la ayuda yen por yen cuando el momento llegara.

 Kurogane, sin embargo, no lo aceptó como un regalo, y se comprometió a devolver la ayuda yen por yen cuando el momento llegara

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Gesta De La Hechicera y el Gaijin (2da ED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora