Wandanat

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DATOS QUE RESALTAR ANTES DE CONTINUAR:

1. Rusia en la Edad Media —donde se ubica temporalmente esta historia— era conocida como La Rus de Kiev, solo para que tengan en cuenta que no se le llamará como le conocemos actualmente, puesto que el nombre no se le puso hasta años después.

2. Claramente los nombres de los reyes en aquel entonces no van a ser aquellos para que la historia pueda encajar.

3. Japón en la Edad Media era conocido como Nippon, por lo que mediante ese nombre se le hará referencia.

4. Todo es ficción, nada de lo que pasa entre los personajes fue canónico ni mucho menos.

5. Obviamente Natasha no es la Anastasia de la dinastía Romanov, solo es un guiño ya que ambas tienen el mismo apellido... Es como si fuese la antecesora de Anastasia no canónicamente.

No creo necesario hacer las últimas dos aclaraciones, pero por si acaso.

¡Disfruten!

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Natalia Anastasia Romanov. La Rus de Kiev, 1237.

Otra cachetada impacta contra mi mejilla, ella me empuja y no puedo hacer nada más que resistir los golpes que me da.

Desde que papá murió nada es igual, ella no ha hecho más que pegarme y torturarme por lo que soy. Entiendo que está mal pero, ¿realmente merezco que me trate así? 

— Da gracias que hoy no puedo darte una paliza como la que te mereces, pero sabes que hoy tenemos una reunión importante y te necesito en buenas condiciones— habló mamá levantándose del suelo para irse. Sale del cuarto pegando un portazo.

— Dios, ¿por qué me castigas así?— susurré sintiendo las lágrimas escapar de mis ojos.

Me levanté a duras penas del suelo donde yacía mi dignidad aplastada y pisoteada por quien, se supone, debería darme apoyo incondicionalmente. El abdomen me punzaba del dolor y las piernas temblaban.

— ¡Señorita Natalia! ¿Qué le ha pasado?— preguntó Yeva, mi nueva sirvienta.

Mi madre ha buscado a la mujer más heterosexual que pudo haber encontrado porque incluso luego de los rumores que comenzaron a asecharme, Melina no podía poner a un hombre al cuidado de mí; los hombres no pueden encargarse de una mujer... Mucho menos una manchada como yo.

— Nada, estoy bien...— susurré con un hilo de voz que no tardó en desaparecer.

— Vamos al baño. No puede presentarse de esta manera ante los ojos del futuro rey del Imperio Sokoviano— me tomó de la cintura y colocó un brazo mío alrededor de su cuello para llevarme a dar una ducha.

Baño, vestimenta, viajar e ir a casarme con un perfecto extraño... Sencillo, ¿no?

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Wanda Katiuska Maximoff. Imperio de Sokovia, 1237.

Mamá está completamente apurada con la llegada de la dichosa señorita Romanov al palacio. Pietro se está arreglando para ella y yo debo hacerlo también.

Estoy cansada, no suelo acudir a los eventos sociales a los que Pietro va, prefiero de una buena bebida caliente y un cálido lugar mientras escribo poesía... Realmente lo disfruto. Sin embargo; hoy no puede ser así debido a que la primera heredera a de los Romanov vendrá en menos de media hora  para conocernos... Para conocer a mi hermano, futuro rey del Imperio Sokoviano.

— ¿Ya estás lista, cariño?— preguntó mamá entrando a mi habitación.

— Sí, madre. Ya casi— ella levantó la ceja al notar que aún seguía con el vestido que uso para dormir.

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