Fantasmas

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para que tenga coherencia, en esta versión del chasquido y demás, no desaparece Wanda, únicamente lo hace Yelena


Wanda.

Tomé la última foto que se encontraba en mi buró al lado de la cama. Lo acaricié y observé a mi alrededor.

El cuarto vacío, las paredes planas. El sentimiento de tenerla cerca se escapa de mis manos, pero los recuerdos siguen resonando en mi mente. Suspiré.

Guardé el marco con una fotografía de Natasha en una caja que tenía a mi lado, sobre la cama. La cerré y bajé las escaleras con ella entre mis brazos. Subí la última caja al auto y volví a la casa, una última vez.

Recorrí aquellas paredes que habían sido mi hogar durante tanto tiempo, aquellos que representaban mi unión con mi dulce Nat y aquellos que dejaba atrás.

Cada lugar desbloqueaba para mí un recuerdo diferente. Una risa o unas lágrimas, pero siempre algo.

Sam me preguntó si no me daba miedo el seguir aquí y tener a Natasha probablemente vagando por aquí en alma, pero le respondí que no porque en esta no existe fantasmas, son puros recuerdos de tiempos ajenos... De buenos momentos.

― Adios, Nat...―susurré antes de salir del lugar.

Salí y cerré la puerta tras de mí. La casa había sido puesta en renta por mí pues no quería estar en ella, pero tampoco desligarme por siempre ya que es mi conexión con mi bella pelirroja. Con el dinero de la renta, iba a rentar en otro lado a las afueras de la ciudad, con Yelena.

Me subí al auto y arranqué, con destino a mi nuevo departamento... A un nuevo comienzo.

Yo he sufrido tanto por tu ausencia, desde ese día hasta hoy no soy feliz y aunque tengo tranquila mi conciencia, sé que pude haber yo hecho más por ti. Vivo en penumbra desde tu partida, amor. Prefiero estar dormida que despierta de tanto que me duele que no estés...

¿Qué pasó con las maravillosas aventuras? ¿Los lugares a los que planeamos viajar? A pesar de que algunas las hicimos, la mayoría no y, ¿por qué? Simplemente no lo sé.

Ahora, sin Natasha, me siento sin un propósito el cual cumplir, ¿para qué fui hecha? Mi propósito era con Nat, no sola. Aunque sé que podría comenzar desde cero, sola, no quiero tener que avanzar sin ella, es mi novia y... Mi futura esposa.

Se iba a casar conmigo... Íbamos a crear una familia.

(...)

Natasha me ha invitado a una cena, seremos nosotras dos solas por nuestro séptimo aniversario.

He estado pensando en la posibilidad de pedirle matrimonio, es decir, llevamos años en una relación estable y tenemos una posición económica bastante privilegiada. No veo el porqué no.

———

— Hemos salido de la cena y ella me lo ha pedido, no puedo dejar de llorar— murmuré entre lágrimas mirando el hermoso anillo que Natasha me había dado como muestra de nuestro casamiento a futuro.

— ¿Qué le has dicho?— preguntó Pietro.

— Obviamente que sí. Natasha es el amor de mi vida. No podría estar ni un segundo en una vida donde ella no estuviera a mi lado. La amo con mi alma— susurré observando cómo regresaba del baño— Adiós, Pietro. Luego te cuento a detalle. Te amo.

(...)

Ahora llevo muchos segundos sin ella y cada uno me duele más que el anterior. Han pasado dos meses, ni siquiera sé cuántos segundos son, pero se sienten como mil décadas enteras.

OS WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora