Wanda.
Natasha y yo habíamos quedado de encontrarnos en la primaria de Elizabeth para que yo pudiera darle la maleta de la niña y que pudiera llevársela. Visión y yo tenemos una cita importante hoy y no podría encargarme debidamente de mi hija.
— ¿Aún no ha llegado, mami?— preguntó Lilly viendo sus zapatitos colgar por lo alejados que estaban del suelo.
— No, nena. Aún no— ella suspiró.
Tiene todavía siete años, pero se da cuenta de las cosas que pasan entre su madre y yo, más después del divorcio.
— ¡Déjame si tanto te molesta!— gritó ella.
Sabe que lo mucho que me asustan los gritos y parecemos importarle, pero está borracha, muy probablemente no lo recuerda.
— ¡No puedo! Yo te amo, Natasha— sollocé contra su pecho. Elizabeth se encuentra de pijamada en casa de una de sus mejores amigas, no me perdonaría que escuchase algo así.
— Pues yo no, no más— sentí que el mundo se me venía abajo con aquellas palabras.
Todo por lo que había peleado y luchado se iría a la mierda luego de aquellas palabras.
Esa noche dejé mi corazón en la puerta, no quería decir ninguna palabra. Me daba pánico tener que ver a los ojos a Natasha porque sé que mis ojos hablan por mí.
Solo jugábamos a pretender, pretender y nada más porque al parecer ninguna memoria era real.
Pero aún con el dolor que yacía en mi pecho, volví al departamento y le pedí una noche más.
—Lo único que pido es una última noche contigo, que me abraces más que como a una amiga. Dame un recuerdo digno de memorar. Ámame como los amantes se aman, por favor— una Natasha bastante pasada de copas sonrió.
Aquella noche sus labios recorrieron mi piel desnuda por última vez sin reparo ni vergüenza.
— Hola, rubia— saludó Natasha sacándome de mi profundo abismo de recuerdos.
— Llegas tarde, Romanoff. Quince minutos tarde— ella asintió bajando la cabeza.
- Lo sé, perdón. Fury me pidió hacer horas extras y no podía decirle que no. Tenía planeado salir con una hora de anticipación para llegar aquí a tiempo, pero me retrasó.
- De acuerdo. Aquí están todas sus cosas, si necesitan algo más o hay una urgencia sabes que puedes llamarme sin ningún problema- le entregué la pequeña mochila y ella rozó su mano con la mía. Rápidamente me alejé de aquel contacto.
Luego de dejar a mi hija en manos de su otra madre me dispuse a ir a casa de mi madre, debía pasar por algunas cosas y seguir hasta la casa que compartía con Visión para comenzar a cambiarnos para ir a la cena.
Sospecho que me pedirá matrimonio, pero de todo corazón espero que no se anticipe... Lo hemos hablado antes y yo le he pedido tiempo para tomar ese paso tan importante. Ya tengo un divorcio en mi currículum, no quiero otro porque no sé si lleguemos a amarnos más u odiarnos al ser esposos y compartir tanto tiempo juntos.
No sé qué será de mí mañana, no me gusta apresurarme a las cosas... No luego del matrimonio que tuve con Natasha. Esta vida es una ruleta que gira sin parar y no sé qué nos depare.
- Hola, hija- saludó mi madre invitándome a pasar a su casa.
- Buenas tardes, madre- entré a la sala de estar y me senté ahí.
Las paredes tenían el mismo tapiz de cuando yo tenía la edad de Elizabeth, no los han cambiado desde entonces.
En el ambiente se respira una hogareño olor a vainilla con un poco de café caliente. La vibra de la casa de mis padres me brindan una seguridad y un retroceso a mi infancia, adolescencia y principios de adultez.

ESTÁS LEYENDO
OS Wandanat
RomancePequeñas historias alegres, tristes y sensuales sobre mis mamás Wanda y Natasha. No tienen alguna correlación entre os y os. Gracias por leerme <3