Epílogo

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Parecía una extraña manía de mi madre.

Cada tres años, casa nueva, cuidad nueva, amigos nuevos, idiomas repetidos/nuevos, ambientes nuevos, auto nuevo.

Mamá no cambiaba de parecer por más que mis insistencias de permanecer establemente en un lugar parecieran agotarla, y es que lidiar con un adolescente de 17 años parecía complicarla.

Daba igual cuánto me enojara, cuánto le sacara el pasado en cara o cuántos portazos diera cada vez que me contradecía… siempre sería igual, cada tres exactos años, cambiaríamos de casa.

A fin de cuentas, había que aprovechar cada momento como si fuera el último (ese era mi lema de vida desde los nueve años).

Cuántas veces han llamado de la dirección del colegio/instituto/primaria/secundaria a mamá por causar problemas? Uf!... veinte serían muy pocas.

Daño a la propiedad privada de las instalaciones institucionales, llegadas tarde, una que otra pelea con el bully que había en cada escuela y pretendia meterse conmigo, uso de lenguaje grosero e inmoral, entre otras cosas.

Pero por mucho que citaran a mamá a responder por mí, jamás me expulsaban debido a que mis notas eran las mejores, contradictorio ¿no?

Mamá se reía de mis locuras ya que sólo le importaba que mis calificaciones fueran las mejores de la clase, y en lo posible, las más altas. “Si eres el mejor, nadie te dirá nada jamás… no tendrán ningún fundamento para reclamarte algo” solía decir ella para animarme mientras me veía estudiando cada sábado desde la mañana hasta el atardecer.

Y por mucho que peleara con ella sobre mi conducta algo agresiva, o nuestras constantes mudanzas, entre otras cosas, mamá seguía siendo mi único cable a tierra y mi razón para ser su pilar en caso de que ella desfalleciera.

Por eso entendía su constante esfuerzo para que yo creciera como cualquier adolescente sin notar la ausencia de una figura paterna. Bueno no del todo, Chris había suplantado ese papel desde que tengo memoria, y lo había echo excelente.

Daba igual cuánto se esforzara por hacer de nuestra quebrantada y pequeña familia pareciera algo normal, ella no lo era, y yo tampoco pretendía serlo.

Mamá era una de las mejores espías que trabajaba para la mafia, y yo, pronto tendría edad suficiente para seguir sus pasos y reemplazarla orgullosamente.

Por eso me sorprendió mucho que me dejara elegir nuestro próximo hogar de tres años.

-Y si elijo China? Iremos? –dije empezando a procesar las imágenes de destinos turísticos que pasan por televisión los domingos en la noche.

- Sólo si aprendes a escribir y hablar en chino – sonrió alzando una ceja y alcanzándome un almanaque mundial lleno de marca páginas en los países donde ya pasamos.

- Y Rusia? El tío Connor está allá y podríamos pasar una temporada con él, ¿no crees?

- Demasiado peligroso para ti. Cuando cumplas la mayoría de edad y perfecciones las técnicas de autodefensa que te he enseñado desde pequeño, puede que vayamos.

- No basta con saber huir y manejar una pistola? – dije mientras ojeaba el libro

- No insistas, cariño. Sólo te faltan cinco meses para eso.

- Aja, sí como digas… - Si lo ven? Hablar con mamá era como hablar solo. Era tan llevada a sus ideas al igual que yo, que a veces me preguntaba cómo habría sido mi padre con ella, ¿se habrán separado porque no la soportaba? ¿Él era sumiso, un completo manso con mamá? Daba igual… no tenía padre biológico y punto.

Seguramente él sería quien se arrepentiría de no disfrutar mi infancia o logros, pero Chris si, en cambio yo, sólo me preocuparía por mamá, por Chris y por mí.

Cerré los ojos dejando al azar elegir nuestra próxima parada por tres años más e introduje un dedo separando las páginas del libro. Abrí los ojos mirando a mamá - Bien, de tin, Marín ... Este será.

Pude ver cómo tragaba con fuerza, cómo sus ojos mostraban cierto asombro y ella trata de no mostrar un desequilibrio emocional.

Miré la página por primera vez desde que había puesto mi dedo índice a modo de separación. Lo primero que vi fue un par de tetas bien formadas provenientes de una chica con flequillo y trenzas rubias platinadas que sonreía a la cámara, leí el cuadro de texto junto a la foto; “Participación de la inauguración del Carnaval de Erfut”.

- ¿Estás seguro? – murmuró sonriendo de lado alzando el teléfono.

- Si el azar lo dice, es porque se viene algo bueno por allá… además de las tetas de la tipa de la imagen. Son todas así de buenazas?

- Aún estás a tiempo para cambiar de opción.

- Y por qué? Acaso eso es lo que tú quieres?... ¿Qué hay en Alemania para que insistas en que vayamos a otro país? El tío Denis está por allá, y el esqueleto de mi abuela materna, según lo que has mencionado. No conozco a mi abuela y quiero hacerlo. Además de que Hamburgo y Berlín se ven geniales

- Sólo es una lápida. No te basta con las fotos que te he dado? - dijo mientras preparaba una taza de té

- No - dije dándole una mirada de sarcasmo

- Vaya y al final que destino escogiste campeón? - pregunto Chris curioso mientras se acercaba a nosotros - Hola amor - le dijo a mamá mientras le daba un corto beso

- Hola amor - dijo mamá mientras le correspondía aquel corto pero dulce beso. 

Aveces pienso que en verdad Chris es mi papá biológico y que todo esto se trata solo de un mal chiste para que yo aprenda a valorar a las personas que tengo a mi alrededor.

- Alemania - dije despreocupado

Pude ver cómo si expresión cambio y se torno igual que la de mamá.

- Vaya, pero que sorpresa - dijo casi atónito mientras revolvía un poco mi cabello para dispersar un poco la tensión entre su mirada y la de mamá

- Alemania es igual de peligroso que Rusia - dijo mientras le pasaba una taza de té a Chris

- Será porque está tu jefe está allá? Mamá… quiero ir a Alemania, hay autos geniales, arquitectura excéntrica, mucha historia y ya manejo el idioma… ¿no eran esos tus requisitos? – Algo extraño había allá, mi intuición jamás ha fallado. Si intentaba huir, yo no lo permitiría.

- Por Drako no te preocupes, además el tiene razón, y un trato es un trato TN, el cumplió con tus requisitos - dijo mientras daba un sorbo a su té

- Eres un alcahueta, Chris - dijo con desaprobación

Mama cmbió su peso de un pie a otro y resoplo con resignación dejando en evidencia su incomodidad, y sin decir nada, marcó un número demasiado familiar, el número de una aerolínea privada.

Sabía que estaba algo molesta por mi decisión, el hecho de que me diera la espalda y desapareciera ocultándose en la cocina y su oscuridad me lo decía. - Gracias má.

- … Si, para dos días más… no, sólo ida… (TN)(TA = Tu Apellido)… ajá…

Subí las escaleras tras sacarle una foto a escondidas a mamá, mientras Chris la abrazaba por detrás en un intento de calmar su mal genio. Rememorando como siempre, mis últimos momentos en esta casa localizada en Seattle.

Guardando la imagen de nuestro hogar de tres años, habitación por habitación, ventana por ventana y luego la fachada junto al jardín lleno de flores con una vista increíble de la ciudad frente a nosotros.

A pesar de que me incomodaba la soledad de mamá, parecía tan atrayente sacarle una fotografía a ella …

Seguramente con los paisajes de Alemania, se vería aún más hermosa de lo que es.

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Hola! Se viene una segunda temporada! Déjenme saber si quieren que actualice pronto el primer Cap. Y si quieren que la segunda parte sea en este mismo libro o en uno aparte! Graciassss.

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