What? 12. (Seg Temp)

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Sasha PC

Sasha: Deberías volver – le dije siguiendo mi camino. Nunca me gustó que tuvieran pena de mí, ni nunca me gustará.

Kayla: No. Debo asegurarme de que llegues vivo.

Sasha: Por qué? No soy una princesa en apuros ni un muñeco de cristal. ¿No es que a las chicas les repele la sangre?

Kayla: Pues a mí no. No es la primera vez que veo sangre ni heridas de tal magnitud - dijo de lo más tranquila

Sasha: Y yo que pensaba que eras toda una Lady.

Kayla: Pues pensaste mal.

No me sentía incómodo hablando con ella, de hecho, era como hablar con un amigo de toda la vida. Observé sus ropas fijándome en que usaba unos jeans gastados y ajustados, converse verdes y una sudadera blanca que traslucía un poco su ropa interior. No, no era una dama. De hecho, hasta sus cabellos rubios los llevaba recogidos en una cola desordenada. No era mi tipo de chica, pero debía admitir que era demasiado atractiva.

Cruzamos el patio y dimos con la enfermería. Claro, a la enfermera le dio un susto verme con todo el brazo cubierto de sangre y unas gotas cayendo por el piso. Su rostro era un chiste, y seguramente el mío indicaba una indiferencia propia de locos y suicidas. Me recostó en la camilla y empezó a preparar las cosas para cerrar la herida.

Enfermera: Bien, esto te va a doler, cariño. Si fuera una situación más informal, te daría un buen vodka para soportar el dolor.

Sasha: Simplemente hágalo –gruñí ante su lentitud.

Empezó a coser (si, a coser) la herida con una aguja esterilizada y un hilo quirúrgico. Dolía como la puta mierda pero no duró mucho cuando empecé a rememorar situaciones familiares. Mamá sabía sobrellevar el dolor y ni se quejaba cuando cosía su piel o derramaba alcohol sobre sus heridas, realmente ella sabía manipular tan bien su mente que la cegaba totalmente del dolor.

Kayla: Estás bien? – preguntó mi versión femenina haciendo una mueca graciosa.

Sasha: Perfectamente - dije fresco como lechuga

Kayla: Entonces creo que no eres una nena como pensaba al principio.

Sasha: Qué principio? – dije observando nuevamente la herida ya sellada.

La enfermera limpió la sangre de mi brazo con alcohol y lo vendó dando por finalizado el espectáculo gore. Mencionó los  repetitivos cuidados que tenía que realizar los próximos días y me dio una licencia para las clases de gimnasia que duraría unas dos o tres semanas.

Abandoné la enfermería con Kayla tras mis talones y me dirigí a la biblioteca en busca de silencio y tranquilidad. Espera, ¿no era que quería hablar con ella? No.

No ahora ni en estas condiciones en donde necesitaba dormir y calmar mis pensamientos.

Sasha: No es que me odiabas? – mencioné rememorando la última vez que nos vimos.

Kayla: Le simpatizaste a mi padre.

Sasha: Y qué te hace pensar que soy en candidato ideal para tu nuevo noviazgo? - dije sarcástico

Kayla: No pensaba en eso, sino en lo mucho que me sorprendió la actitud de papá.

Sasha: Por qué? - pregunté curioso

Kayla: El no… suele ser así con las personas.

Sasha: Es antisocial?

Kayla: Sí. Bueno, con las personas que me rodean es así.

Sasha: Solo es sobreprotector como cualquier padre.

Kayla: Mi madre no es así, de hecho cree que es porque mi infancia no estuvo rodeada de socialización.

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