Plan 25. (Seg Temp)

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Sasha PV

Luego de haber encontrado al tío de Kay ebrio y hablando incoherencias, Tom me llevo a casa.

Había llegado algo tarde, pero debía dormir un poco para mañana ir al instituto.

Ya en el salón de clases, Matte invito a la fiesta que haría Grace, ya que según el, estaba enamorada de mi.

Después de un largo rato opte por aceptar ir.

Al llegar a la fiesta me encontré con nada más y nada menos que con mi versión femenina.

Sasha: Tú? Te juro que estoy empezando a pensar en que tenemos una conexión telepática o una especie de sexto sentido que te hace saber donde estoy.

Kayla: No te seguí, soy amiga de Grace – sonrió divertida ante mi teoría propia de una película de ciencia ficción -  Pensé que no asistías a fiestas estudiantiles.

Sasha: Matt dijo que estaría buena.

Kayla: Bueno, Matthew Viviani tiene un concepto bizarro sobre lo bueno.

Coincidía plenamente con ella. La gran mayoría de chicas estaban vestidas como zorras, aunque eso no fuese extraño de ver. Los chicos por otra parte, parecían estar viciados a tomar y fumar todo lo que no se permitía en el instituto. Me recordaba a unos evangélicos con las trenzas sueltas y olvidando comportarse como niños de bien.

Concluí que he ido a fiestas peores. Fiestas en donde todo el mundo follaba en el primer rincón disponible que encontrara, las drogas pasaban de mano en mano para ser ingeridas por una persona, los teléfonos no paraban de sonar, y la música estaba a punto de romper los vidrios y quebrantar los muros. Esto, era un tanto más civilizado porque era Alemania, no Norteamérica.

Sasha: Pensé que tu papi no te dejaba salir a fiestas de éste calibre.

Kayla: Sabe dónde estoy, y eso es más que suficiente para él. Además, no puede negarse demasiado a que asista a fiestas cuando él a mi edad iba a antros y discos de mala reputación a pesar de su fama a nivel europeo.

Sasha: De tal palo, tal astilla – cité un dicho popular español.

Me observó directamente con una sonrisa en su rostro como si hubiese dicho algo que de verdad le hizo mucha gracia.

Kayla: Desde mi infancia no oía esa frase – su mirada se volvió melancólica y volvió a apoyarse en la baranda de la piscina de los Hamilton - Realmente es una maravilla volverla a oír.

Sasha: No hablas mucho español, ¿verdad?

Kayla: Cierto. Como podrás notar, crecí acá en Alemania ya que mamá quería olvidar su pasado.

Sasha: Pero entendiste lo que dije.

Kayla: Mi mamá intento enseñarme un poco, ya que era el idioma con el que más se comunicaba con su mejor amiga de esa época. Luego traté de aprender por internet un poco de español, pero… mis intentos fueron en vano.

Sasha: Y te rendiste tan fácilmente? – asintió muy a su pesar y observé cómo un chico coqueteaba con una tetona -  Debiste insistirle a tu padre, él entendería y te habría pagado un curso para que aprendieras.

Kayla: Pero así perdería la magia – murmuró a un nivel casi inaudible.

Sasha: Magia?

Kayla: Sí. La magia de que tus padres te enseñen sus orígenes. No tengo nada en contra de mi madre, sin embargo me habría gustado aprender a hablar con fluidez la lengua con la que nació como lo haces tú.

Sasha: Hm.

No podía decir algo ante eso sabiendo que tuve un privilegio al que no cualquiera tiene derecho por naturaleza. Mamá me crió enseñándome los idiomas de una manera estricta. De hecho, a los doce años ya manejaba el inglés, el español y el alemán.

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