—Quiero una foto, cuccolino.
—Claro —respondí sin más, dejando el pitillo a un lado antes de pasarme una mano por el pelo.
Capo se levantó de su sitio, se acercó a mí y nos apuntó con la cámara de su móvil. Yo rodeé sus hombros con los brazos y le di un beso en la mejilla mientras miraba la cámara. Mr. Mafia sonreía con las cejas arqueadas y me rodeaba la cadera con la mano. Era una foto tonta de pareja: casual, dulce, empalagosa y divertida. De esas con las que acosabas a tus amigos en las redes sociales porque estabas demasiado enamorado y demasiado orgulloso del increíble novio que tenías.
O, al menos, eso era lo normal. La razón por la que Mr. Mafia quería aquellas fotos y para que cojones las usaba, seguía siendo todo un misterio para mí. De lo que sí estaba seguro era de que preguntar la razón o negarse no eran posibilidades viables si quería mantener la paz y una vida sexual activa.
—¿Aquí? ¿Ahora? —había cometido el error de preguntar la primera vez, mirando a nuestro alrededor.
Como la semana anterior, le había estado esperando en el Hotel Gangnam a que volviera de misa. Un domingo por la mañana estaba bastante lleno e, incluso si iba al baño, iba a ser un tanto incómodo desnudarse para sacarse una foto guarra con la gente entrando y saliendo todo el rato.
—Sí, ahora —había respondido, sacando su propio móvil del bolsillo.
Eso me sorprendió incluso más que la petición tan repentina. Entre semana, solía pedírmelo a menudo, quizá incluso un vídeo que otro, pero no solía hacerlo en persona y mucho menos con su teléfono.
Mi expresión atónita solo aumentó cuando le vi levantarse de la silla y acercarse a mí para rodearme los hombros con el brazo y sonreír a la cámara frontal.
—¿Qué cojones haces, cucciolo? —me preguntó, dejando de sonreír para dedicarme una expresión seria.
—No... no sé, no pensaba que fuera una foto de los dos —le confesé, volviendo a mirar la pantalla del teléfono.
Mr. Mafia chiscó la lengua y soltó aire como si le hubiera molestado un poco mi comentario.
—Sonríe, que parezca que quieres a il tuo capo y no que te están apuntando con un arma —me pidió.
Asentí y forcé la misma sonrisa que usaba en mis fotos de Instagram, esa que quedaba bien para la cámara pero que no era para nada natural en mí. Cuando Mr. Mafia estuvo a mi misma altura, pareciendo un hombre más joven, divertido y alegre de lo que solía estar; pulsó el botón y sacó la foto.
La miró un momento y se movió de vuelta a su silla frente a un pitillo a medio fumar en el cenicero y un café con leche y hielo a medio beber.
—¿Es por algo en especial? —volví a cometer el error de preguntar.
Capo fumó una calada del pitillo y movió la mano.
—¿Qué pasa, no puedo tener una foto con mi ragazzo?
—Sí, pero... no sé, me ha parecido...
—¿Te ha parecido qué, Jungkook?
Y en ese momento capté el peligro y retrocedí al instante. Cuando il mio Capo se ponía a la defensiva era imposible sacarle nada. Cada pregunta solo alimentaba ese círculo de indignación y ataques gratuitos con el que intentaba esconder la verdad. Por suerte, yo había desarrollado mis propias defensas para casos como aquel.
—Nada, tonterías. —Sonrisa. Encogimiento de hombros. Tono suave y dulce al decir—: perdonami, amore mio...
No había tardado demasiado en descubrir que Capo tenía una especial debilidad por oírme hablar italiano, y más si era para disculparme o halagarle. Siempre funcionaba; no le calmaba del todo, pero le hacía perder ese «enfado» tan repentino y le volvía un poco más racional.
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Grazie, Amore.(Jikook)
FanfictionQué se le dije a tu guapísimo y tóxico amo Italiano cuando acaba de follarte contra la pared, atado de pies y manos y con un bozal en la boca? Grazie, amore... Eso se le dice. Adaptación Autorizada. Advertencias Dentro (◕દ◕)