Joder...
No sabía si al Capo le iría bien en la mafia, pero podría ganar un puto Oscar actuando así; eso, o era un jodido psicópata; porque aquella escena que se había sacado de la manga era simplemente maravillosa. La fragilidad de sentirse expuesto, la sorpresa por haber sido descubierto, el increíble atractivo de ser un hombre vulnerable y la vergüenza de reconocer sus propios sentimientos... Todo ello acompañado de los gestos indicados y hasta un sexy sonrojo en las mejillas.
Quizá lo hubiera hecho antes, docenas de veces antes, pero si a mí me había sorprendido, sin duda el resto de millonarios se lo habrían tragado por completo. Mr. Mafia era un genio en lo suyo.
En eso pensaba distraídamente mientras miraba al Capo, que, muy lentamente, fue levantando sus ojos claros hacia mí para terminar mirándome en respuesta por bajo sus pestañas densas y negras.
—E tu, cucciolo? —me preguntó en ese tono bajo e íntimo que acabó siendo casi un susurro al decir—: Tu mi ami?
—Muchísimo... —sonreí.
—Bene —asintió él, tomando una buena bocanada de aire para recomponerse—. Bene —repitió antes de, finalmente, sonreír—. Creí que era muy pronto para decirlo, la verdad...
—Oh, no, tranquilo.
—Los coreanos son más lentos para estas cosas, más fríos —me explicó, volviendo a sus gestos habituales de dedos juntos y muñeca—. Los italianos parecemos demasiado apasionados en comparación y no quería que te... asustaras ni nada parecido.
—¿Asustarme? —pregunté, ladeando de nuevo el rostro—. ¿De qué?
—De que fuera muy rápido. Entiendo que... —entonces se detuvo porque el camarero volvió con el vino y lo sirvió en las copas, dejando la botella al lado de las velas y el pan—. Entiendo que nuestra relación no empezó de la forma más... normal, cucciolo. No estaba seguro de que te lo estuvieras tomando tan en serio como io.
—¿Y eso? —murmuré.
—Non lo so, questa è la verità. Llegué a pensar que solo me veías como un amo... Y lo soy —se corrigió rápidamente—, me gusta serlo. Lo disfruto mucho, pero temía que no fueras capaz de ver más allá de eso. ¿Entiendes lo que digo, cucciolo?
Asentí y fui a por mi copa de vino, escuchándole desarrollar aquella explicación de por qué temía que hubiera pasado lo que exactamente estaba pasando en realidad: que yo era incapaz de tomarme a Mr. Mafia en serio.
Su plan era muy bueno, no lo niego, su estrategia era brillante y la ejecución era perfecta: un macho italiano por el día, posesivo y celoso; un semental por la noche, sexo del bueno y lo mejores polvos de tu vida; y un dulce romeo en la intimidad, susurrándote al oído y dándote besos que te dejaban sin aliento...
Solo veía un pequeño fallo en todo aquello: ¿Cómo podías enamorarte de alguien del que no sabías ni su nombre real? Quizá ese halo de secretismo jugara en su favor a la hora de fascinar a los millonarios de la colina, pero al menos debería inventarse un nombre falso que confesar de una forma dramática e íntima llegado el momento.
—Soy consciente de que soy un hombre tóxico, chapado a la antigua y algo machista, no lo niego —continuó él, desarrollando su monólogo mientras me acariciaba la mano sobre la mesa—. No me gusta hablar de mis sentimientos, soy muy celoso, muy posesivo y enseguida me pongo un poco violento si sospecho que pasa algo. También me gusta ser el hombre de la casa, que me hagan la comida, me obedezcan y me cuiden... —ahí se detuvo, dejando un breve momento para analizar mi reacción a aquello.
ESTÁS LEYENDO
Grazie, Amore.(Jikook)
FanfictionQué se le dije a tu guapísimo y tóxico amo Italiano cuando acaba de follarte contra la pared, atado de pies y manos y con un bozal en la boca? Grazie, amore... Eso se le dice. Adaptación Autorizada. Advertencias Dentro (◕દ◕)