Capítulo Ocho

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Shin tenia la respiración agitada, no importaba cuanto gritaba o cuanto suplicaba. El dolor era inmenso estaba sujetado con cadenas que no le permitían moverse, y frente a el estaba una pantalla donde se mostraba una y otra vez varias escenas que lo lastimaban.

—Basta...por favor basta....

—Pequeño shin-jin, date cuenta. Tu nunca pudiste ser feliz–Decia aquella persona–Toda tu vida fue una mentira, una gran mentira, alguien tenia que quitarte la venda de los ojos y lastima que fue yo.

Apareció una escena que desgarró a Shin, tanto mental y emocional.

—Basta!!!!!!....

Grito Shin escupiendo sangre, aquella persona solo se alejo y desapareció, y Shin caía inconsciente y vio como una persona lo tomaba entre sus brazos.

Shin retomaba el conocimiento, noto que no estaba en ese lugar y suspiro con alivio, tenia vendas en su cuerpo y un parche en la mejilla derecha. ¿Dónde estaba? Se preguntó a la vez buscando una respuesta. Un ser ingreso a la habitación trayendo comida .

—Veo que ya despertaste querido–Hablo sonriendo el hombre y coloco la bandeja de comida en la cama–come por favor, estas muy débil, aunque te di una parte de mi energía aun estas débil .

—Merak....pero como tu....

Shin tenia lágrimas en sus ojos.

—No lo digas por favor–Tomo delicadamente el rostro de Shin y le dio un cálido beso lo cual Shin correspondió.

Shin abrazo al mencionado, lágrimas caían de sus ojos negros, que eran consolado por Merak.

—¿Towa volvió hacerte daño nuevamente no es así? –Le preguntó y Shin agachó la cabeza .

—No quiero hablar de eso, ¿Dónde estamos y mi hijo?

—Tranquilo querido–Lo calmó Merak–Él esta bien, el señor Gowasu lo esta cuidando. Ahora se encuentran en la sala, quiero preguntarte ¿Qué paso durante estos 3 años? ¿Perdonaste a Daishinkan? ¿Volviste con el?.

—Tu sabes la historia, Él me fue infiel. Yo no hiba a perdonarlo tan fácilmente, vino a seguir insistiendo me estos años, hace unos días se entero de la existencia de Shinoju el sabe que es su hijo y...

—Y shinoju, lo sabe–Lo miró y shin agito la cabeza en forma negativa–Él sabe que el gran sacerdote es su padre.

—No, no le dije–Respiró agitado y comenzó a toser sangre, Merak creo un pañuelo y se lo dio a Shin y el lo recibió–Él ya no tiene ningún derecho, además tu fuiste un verdadero padre para Shinoju..ahora que estas aquí, ya no me siento tan solo .

—¿0or qué dices eso ? ¿Y Kivito y el antepasado ? Donde están ellos no siento su ki .

—Kivito y el antepasado están muertos ...

—Que...

El viento ingresaba por la ventana de aquella habitación, Merak se quedo callado y Shin guardó silencio .

—¿Pero cómo...?

—Si yo los hubiera protegido aquella vez...–Unas lágrimas se deslizaba por su mejilla, sólo tal vez...ellos seguirían con vida...lo siento.

“Lamentarse es una palabra que no debería existir entre los dioses”–Agregó Merak y tomo la mano de Shin–ahora que estoy aquí, no permitiré que te lastimen y mucho menos sufras .

Varias voces se escucharon y Shin con ayuda de Merak salieron. El mas sorprendió fue Shin al ver a esa persona, shinoju fue en dirección de Shin, posicionandose a su costado.

—Madre , dice que vienen por mi

—Que??...–exclamó confundido–Quienes son ustedes y quien los mando .

—Fui yo–dijo un ser apareciendo, vine a llevarme a mi hijo.

—¿Tu hijo? –exclamó Merak poniéndose delante de Shin, gran sacerdote usted viene por su hijo. Digame que hijo, que hijo por si usted olvido Shinoju ya no es su hijo usted no lo cuidó, no lo vio crecer, no lo vio decir papá. Shinoju es mi hijo yo si fui un padre para el.

—Creí que estabas muerto, ¿Cómo es que estas con vida? –el tono de Daishinkan se torno serio y Merak le dedicó una mirada fría.

—Eso es lo que te hubiera alegrado a ti, para que vuelvas con Shin ¿Tu plan de mandar asesinarme no funcionó?.

—Daishinkan tu hiciste eso–Shin se quedo sorprendido ante tal declaración.

—Que se siente Daishinkan, que Shin no te ame y en cambio yo tengo el amor de Shin–Sonrió victorioso–he vuelto Daishinkan y precisamente para estar con mi familia Shin y mi hijo Shinoju...y de verte caer. Haré que muerdas el polvo tal como tu lo hiciste conmigo.

PersonificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora