Capítulo Veinticinco

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No sabía lo que pasaría con él, tampoco quería pensar en eso. Lo único que veía era como Zeno-zama hablaba con el rey de la patruya, el permanecía sentado en una de las bancas de la estación. Un largo suspiro escapó de su boca para ver el techo de la estación. Era una mezcla entre el blanco y el gris, las luces colgante en las paredes, varios criminales eran trasladados por los pasillos por patruyeros. La voz a su costado hizo que volteara su vista encontrandose con su hijo menor.

—Aún no puedo creer de todo lo que se te acusa, padre–Le dijo Merus, el por otro solo desvío la mirada a un lado–¿Por qué hicistes todo esto?.

—Tal vez mis explicaciones no puedan responder a varios  de los interrogantes de esta índole situación, y tampoco me siento en la mejor forma como para afrontarlo. Lo único que ahora me espera es la condena que mis actos han ocasionado, todo lo que le hice a él. No podre perdonarme.–Respondió Daishinkan desviando su vista a una de las paredes donde contenía el emblema de la patruya.

—¿Hablas del Supremo Kaiosama no es A sí–preguntó Merus y Daishinkan asintió–Por él estas aquí, por él lo hiciste todo, padre.

—No específicamente fue ásí, tampoco pienses que él pueda taner la cumpla. Yo se que también la tiene tanto como yo la tengo, mas no deseó que el se atormente por mi situación–Respondió Daishinkan, Merus no dijo nada y el tampoco lo hizo mas solo le dedico una mirada de confusión–Tienes un hermano menor, su nombre es Shinoju. Es mi hijo tanto como shin.

—Estoy enterado de eso,  Whis me lo comento hace unas horas cuando fui a verlo–señaló Merus.

Eso último llamo la atención de Daishinkan, Merus también lo notó y llevo una des sus manos al hombro de Daishinkan.

—Él esta bien. No hay de que preocuparse, padre–dijo merus y recibió una llamada para un nuevo arresto. Se despidió de Daishinkan y abandonó la estación, a tiempo cuando también Zeno-zama venía a su dirección junto al rey de la patruya.

—Gran Sacerdote, queda usted absuelto de todo cargo que se la ha imputado, puede irse.

—Ya eres libre Daishinkan si.

—Ya puedes ir con nosotros si.

—Muchas gracias mi señores, pero no deseo irme. No me siento feliz ante esta noticia, deseo quedarme y cumplir con mi condena por todo lo que hice.

—Pero tu no fuiste si.

—Eso no es justo si.

Protestaron ambos dioses, el rey de la patruya se asombró ante esa respuesta y no dijo nada. Llamo a uno de los patruyeros para llevarse a Daishinkan a su respectiva celda.

—Mis señores Zeno-zama, quiero pedirles un favor–Les dijo Daishinkan.

—De que se trata si.

—Que nos pedirás si.

Ambos Zeno-zama miraban curioso al mayor, el llevo su mano a su cinturón y se quitó la cinta roja que lo ataba con el signo del “Kanji”. Ambos dioses se sorprendieron con esa repentina acción.

—Yo Daishinkan, padre de los doce ángeles. Hago el pedido de que usted perdone la vida de Zamasu ex aprendiz del Supremo Kaiosama Gowasu del décimo universo. Para que este vuelve con su mentor–Pidió Daishinkan cuando le entregó el cinturón a los pequeños dioses, ellos lo recibieron y aceptaron para irse. Nuevamente uno de los patruyeros lo tomaron del brazo y lo conducieron por los amplios pasillos, ambos dioses vieron como Daishinkan era llevado. No dijeron anda, el mayor había decidido su respuesta, no había nada que ellos puedan hacer, cuando se dieron cuenta Daishinkan ya no estaba.

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