Capítulo Dieciseis

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Shin lo miraba aterrado y el lo miraba feliz, Esta vez shin vio que los ojos de Daishinkan no eran lilas si no rojo, un rojo como la sangre con pupilas negras. Esos ojos hacían que Shin tuviera mas temor y su cuerpo temblaba.

—¿Donde esta mi hijo?–Fue lo primero que preguntó Shin cuando Daishinkan cerro la puerta. El no le respondió y se acerco a Shin el cerro los ojos pensando lo peor pero solo sintió que abrió su traje arrancándole el collar y destruyéndolo, eso lo tomo por sorpresa pero no dijo nada.

—Nadie Ahora podrá salvarte, querido Shin–Sonrió acariciándole la mejilla–Ahora solo seremos tu y yo, seremos felices como lo fuimos en nuestro noviazgo y nadie ni nadie interferirá en nuestra felicidad.

Shin fue acorralado en una esquina y Daishinkan se acercaba lentamente, sus piernas no pudieron soportar y cayo al suelo de rodillas. Se arrodilló frente a Shin para levantarle el rostro sujetándole la barbilla Nunca antes Daishikan, le había parecido tan terrible como en ese momento, no era como lo recordaba, no era como Daishinkan solía ser. Su mirada,su sonrisa, su presencia le gritaban que corría peligro pero a donde ir, Nadie vendría a su auxilio, luego Daishinkan lo cargo hacia la cama y comenzó a desvestirlo igualmente el quitándose el cinturón y el traje.

—Yo amo a Merak no a ti, ahora si tu Abusas de mi recuerda que será por la fuerza–le dijo retadora mente, sin duda esas palabras molestaron a Daishinkan pero no lo mostró.

—Sabes Shin, tenía celos, celos de como Merak te besaba, de como te miraba–decía mientras desvestía a Shin hasta dejarlo desnudo y el de igual forma, empezando por besar cada parte de su cuerpo, tocar y recorrer ese cuerpo que para el era una tentación y una maldita obsesión, estaba enfermo y el lo sabia. Pero tenia a Shin y eso le importaba –Recuerdo la última vez que te hice mío, tu cuerpo aun esta como lo recuedo pero...llego Merak el lo arruinó todo, sabes como lo detesto pero ahora te tengo y nadie te apartara de mi–Decía besando el cuello de Shin.

Antes de que Daishinkan lograra su cometido, Hizo una mueca de enojo y se separó de shin lo cual fue un alivio para el.

—Por que tuvo que venir ahora Whis–pensó con enojo cambiándose y antes de llegar a la puerta escuchó como Shin le decía dos simples palabras.

—Te odio...–Le dijo Shin viéndolo con enojo, odio y dolor en sus palabras.

Daishinkan lo miraba sin ninguna expresión, las palabras dichas por Shin no le causaban nada, eran simplemente burlas y para el le era satisfactorio. Verlo de esa forma.

—Oh querido, te amo tanto, tanto, tanto, tango como no lo puedes imaginar–Dijo como si hubiera perdido el sentido.

—Deja de decir que me amas, cuando ambos sabemos que lo que sientes por mi es un amor enfermizo, estas enfermo, loco y demente.

—Tal vez lo estoy, pero, este demente ahora te tiene. Este demente como tu lo llamas te ama, yo te amo–Dijo–Sabes que no tienes oportunidad de escapar, debes aceptar que te quedaras aquí y me amaras. Sera por las buenas o bien serán por las malas, decide te. Te entregaras a mi o tendré que hacerte mio a la fuerza...shin.

—Jamas me entregaría a ti–dijo sin mirarlo–Estas enfermo, tu amor hacia mi es enfermiso...y lo sabes.

—Eso ya lo veremos–Señalo seguidamente saliendo de la habitación y Shin se quedo ahí, no sabia por que Daishinkan se fue pero le fue un alivio antes de que abusara de el, la sola idea de ser tomado a la fuerza lo aterro. Pero una voz le habló.

“Whis corre peligro”

Tiempo actual

Después de esa voz, escucho unos pasos acercarse y la puerta se abrió.

—Regresé querido, Sabias que Whis vino para salvarte...No se como se llegó a enterar de que tu estas aquí, si fui precavido. Pero eso no importa... Lo solucionaré después.

—¿Por qué haces todo esto?–Fue la pregunta de Shin y Daishinkan lo vio llorar–¿Que pretendes lograr?.

—Lo hago por que te amo, te amo y no quiero perderte.

—Esto no es amor Dai..ESTO!! NO!! ES!! AMOR!!...tu no me amas, estas cegado por tu obsesión. Tu nunca me amaste.

Shin sin pensarlo se abalanzó y le dio una cachetada que hizo girar el rostro de Daishinkan a un lado el lo miro molesto y le sujeto del brazo.

—¿tanto te importa Whis?–le preguntó Daishinkan tomando bruscamente ambos brazos y aprisionarlo contra la pared–Merak, Whis, Dam ¿A cuántos más vas a entregar tu amor?–Diciendo eso sujeto con mas fuerza los brazos de Shin–¿dime? ¿A cuántos más tendré que apartar de ti, Shin?. Ya lo hice con Whis siendo el mi propio hijo, lo hice también con Dam ahora solo falta Merak ¿tú no lo has entendido? Él único soy yo...¡¡nadie más!!... ningún otro ser puede tenerme si no soy yo. Tu amor debe ser para mi y para nadie mas.

—Ya te dije, yo nunca voy amarte. Prefiero que acabes conmigo antes de entregarme a ti–Le dijo y Daishinkan lo soltó–No se cuando cambiaste, o por que te volviste hací. Pero, yo te amaba, yo amaba a ese Daishinkan que solía ser amable, cariñoso, bueno y de buen corazón. Ahora sólo eres alguien de pura maldad, que no le importaría lastimar al resto para conseguir lo que quiere. Por que no miras en lo que te has convertido.

Con aquella aclaración Daishinkan no dijo nada, no es que no quería. Simplemente prefirió guardar silencio y vio por última vez a Shin para salir de la habitación y dejarlo solo pero dejando con seguro la puerta.

“Bien hecho, sigue Asi

Nuevamente la voz le dijo esas 4 palabras  y el sólo se acostó para dormir un poco. Daishinkan sentía un gran dolor en su pecho y. Sus ojos cambio de rojo a lila. Llegó a la celda donde estaba Whis y lo vio aún dormido, ingreso a la celda y se arrodillo seguidamente le acaricio el cabello ¿Cómo fue que su perversión había llegado a tal grado de lastimar a su propio hijo y Shin, a quien mas amaba?. ¿De que manera su perversión había llegado lejos? ¿Cómo el había permitido eso?. Entonces alguien le hablo.

—Ahora te sientes un miserable Gran sacerdote, pero te recuerdo algo, tu quisiste eso, no te sientes satisfecho ahora, tienes lo que querías, pero a que precio, a que precio lo lograste...

Daishinkan salio de la celda y llegó a una celda oscura , donde esa persona le hablo.

—Que paso te dolieron esas palabras gran sacerdote–Dijo burlándose.

Los ojos de Daishinkan se tornaron nuevamente rojos y siguió su camino dejando aquella celda, llegó a su habitación encontrando a Shin dormido, se acerco a la ventana a ver el exterior y escuchó a Shin susurrar y dirigió su mirada, lo vio por un momento y escucho que volvió a susurrar.

—Merak...

No se sintió molesto al escuchar eso, y volvió a ver a la ventana para tratar de olvidar lo sucedido. Pero no podía, no podía. Le escena vivida permanecía en su cabeza repitiéndose una y otra vez como un disco rallado. Estaba comenzando anochecer y el no podía dormir, vio nuevamente a Shin y se sintió culpable. Pero ya era tarde para arrepentirse. Había lastimado a muchas personas para tener a shin y ahora sentía enojo por si mismo ¿Cómo pudo su obsesión convertirse en un mal? ¿Cómo esa obsesión pudo llevarlo a ese extremo?, el hací lo quiso y no había marcha atrás, no ahora que tenía a Shin. Sus ojos pasaron de rojo a lila y luego salio de la habitación para hacer una visita a una persona.

PersonificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora