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Allison estaba terriblemente nerviosa y no podía dejar de retorcer las manos en su regazo. Estaba igual de asustada que cuando el asesino de Londres la atacó.

Su sexto sentido le decía que algo iba a salir mal. Sin embargo, debía seguir el plan que Thomas y los otros agentes de Bow Street habían trazado con esmero.

El duque le había mostrado las pruebas que tenía hasta ahora y ella había podido complementar la información con uno que otro testimonio de lo que había visto y escuchado en esos meses.

Al principio no podía creer que su padre se había atrevido a violar la ley pero después de recordar cómo la había tratado y que estuvo a punto de asfixiarla podía esperar cualquier cosa de él.

Ya era muy tarde y no podía abogar por sus padres. Su madre aunque no estaba implicada directamente había podido enterarse y decidió no ayudarle.  Ahora era cómplice también.

Allison escuchó un ruido en la puerta del camarote y esperó a que alguien entrarara.

La policía había logrado interceptar algunas cartas y pudieron obtener información valiosa. El plan consistía en atraer a Barrett con la promesa de entregarle más dinero a cambio de dejarla tranquila y que no volviera a amenazarla.

Se suponía que estarían en un lugar conocido como su casa pero el hombre cambió la ubicación en el último minuto y le pidió dirigirse al puerto. Fue Thomas quien dijo que sería una excelente oportunidad para arrestarlos infraganti.

Desde hacía un rato escuchaba ruido y ajetreo a las afueras. La única ventana que había en el cuarto daba a la cubierta de la embarcación y no podía enterarse de que estaba sucediendo. Lo que percibía sólo lo podía oír amortiguado.

La puerta se abrió con fuerza y vio a su padre con el rostro descompuesto y se notaba que había estado corriendo.

—¿A quién le dijiste que estaríamos aquí niña?

—¿Por qué lo dices? —intentó aparentar normalidad —¿Qué pasa?

—La policía nos tiene rodeados. —dijo mientras iba de un lado a otro con nerviosismo. Nunca lo había visto tan inquieto.

Allison reconoció que estaba asustado y estaba en una situación completamente nueva. El peligro era inminente y no tenía  salida. Y aunque había demostrado ser un hombre horrible y un peor padre la joven se convenció de que podía salvarlo o por lo menos que recapacitara y se entregará sin hacer más difícil el proceso.

—Deberías rendirte. —aquellos ojos se posaron en ella de inmediato con furia.

—Fuiste tú —susurró sin dejar de verla. El odio que le transmitía la puso alerta y supo que ya no había retorno. Su padre no iba a detenerse. —Vas a pagar tu traición muy caro.

Barrett la tomó del cabello y la jaloneó hasta sacarla del camarote. Le estaba haciendo daño y no le importaba por más gritos y llantos que ella estuviera dando.

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Usar a su esposa de carnada no era su plan preferido pero confiaba en que Thomas y el resto de agentes la cuidarán.

Se suponía que primero arrestarían a quienes transportaban las piezas de arte y luego a Barrett quien no era una amenaza importante. Lastimosamente no lo habían dejado participar de la operación pero aún así estaba cerca del navío en el que se encontraba Ally.

Todo iba bien hasta que Bow Street decidió actuar y entonces el caos estalló. Desde su posición vio cuando los ladrones trataron de huir. Unos no fueron tan rápidos pero con otros la persecución se estaba alargando demasiado.

Historias Cortas - Misterios de Londres III (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora