¿Podría haber un mejor despertar que junto a su esposa?
Lo dudaba.
Hacía mucho que no dormía tan bien como esa mañana.
Carl no tenía ni la menor idea de cómo diablos había podido convencer a Allison para que se quedaran en su habitación. El último mes había sido el paraíso para él. La mujer había derribado todos los muros que tenía contra él y había permitido un acercamiento más directo.
Justo después de haber estado en el Belmond y de que se enterara de la inusual amistad entre Barwick y la castaña había pensado en alejarse de la castaña y evitar cualquier discusión que lo hiriera más. Porque sí. Debía admitir que saber que Darien era más cercano a Ally de lo podría llegar a serlo él mismo le había roto un poco el corazón. Años atrás se había fijado que ellos eran amigos y tal vez algo más pero nunca lo comprobó y tampoco se interesó en ello.
No obstante, Allison le pertenecía. Detestaba sonar como un neandertal posesivo, pero era la verdad. Era suya en casi todo el sentido de la palabra. Estaba muy cerca de que se volviera realidad y no iba a permitir que un asunto del pasado acabara con eso. Su esposa ya le había dejado en claro que no había un interés romántico entre ellos y le enseñó las cartas que se enviaban.
En resumen, no había nada que pudiera alimentar los celos que sintió en un principio. Había sido un idiota y dejó que aquel comentario de lady Barwick lo influenciara. Por lo general sus afrentas con esa mujer no eran para tanto, pero esa fue muy personal y había logrado tocar un punto sensible.
Los días habían pasado y ahora Allison y él estaban empezando a estar más juntos que nunca. También se había ganado el derecho de besarla, abrazarla y tocarla cuando quería. La castaña lo aceptaba de buena manera y a veces buscaba el contacto ella misma.
Definitivamente estaba en el cielo y eso que aún no le hacía el amor.
Había sido muy paciente y estaba a punto de ser generosamente recompensado por eso. Ella lo quería. Ya sabía que Allison no apreciaba a cualquier persona y era muy difícil que demostrara sus sentimientos, pero con él se estaba mostrando decididamente cariñosa y le hacía saber que disfrutaba de su compañía.
Estaba encantado con el cambio en la dinámica de su matrimonio y no iba a permitir que volvieran a ser dos extraños bajo un mismo techo. Su meta era tener una relación normal e iba por buen camino.
Se giró sobre su cuerpo y sonrió al ver a Allison acurrucada junto a él. Charlaban a cada momento y podía decir que la conocía como nunca había conocido a nadie antes. La adoraba. Había descubierto tantas cosas de ella que estaba asombrado.
A su esposa le gustaba escuchar música, había enfatizado en el hecho de no ser buena con ningún instrumento pero disfrutaba del talento de los demás. Siempre había querido tener una mascota pero sus padres no se lo habían permitido. Su único amigo verdadero era Barwick y no confiaba mucho en otra persona. Después del incidente y lo aburrido que le resultaban las fiestas ahora, se había hecho fan de las novelas románticas y él pensó que se llevaría de maravilla con Carrie si ambas compartieran aquel pasatiempo, además eso iba a enfurecer a lady Isabella y podría divertirse un poco con eso.
Le confesó que aprendió varias cosas escuchándolo hablar de política, economía y demás, y eso lo hizo bastante feliz. Si tenía la oportunidad de mostrar cuán inteligente e interesante era no iba a desaprovecharla. Tal vez así se enamoraría de él más rápido. Era bueno saber que la razón por la que no había hablado tanto con él era debido a su timidez.
Lo que más le sorprendió descubrir fue su afición por la moda y la costura. No la había visto con hilo y aguja ni una sola vez, su estilo era más bien clásico por no decir aburrido y desde que se habían casado ella no había gastado ni un penique en comprar ropa nueva. Después entendió que la mayoría de sus problemas tenían a su familia como explicación. Allison había dejado a un lado su vanidad y perdió todo interés en verse bien cuando su madre la obligó a cortar su cabello y le repitió varias veces que ya no era bonita y nadie se casaría con ella. Los problemas financieros de Barrett también influyeron para que no pudiera adquirir un mejor guardarropas.

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Historias Cortas - Misterios de Londres III (COMPLETA)
RomanceParte final de la saga de Misterios de Londres. Son dos historias cortas de algunos personajes de las anteriores novelas. Recomiendo leer primero "Huyendo de Barwick" y "Seduciendo al Duque de Kent", aunque pueden leerse de forma independiente tambi...