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Existía un tiempo en dónde podía describir al pie de la letra lo que sentía, —incluso a cabal detalle—, pero desde entonces, no sé cuándo siento que he perdido esa capacidad del verbo. Es una especie de barrera, una frontera.

Me quedo varado en la tierra de lo inefable, de lo indescriptible.

SoliloquiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora