LXXVIII

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No sé por qué te guardo cariño si a la vez te guardo rencor. Ambos sabemos lo que pudimos ser pero nuestros errores y sobre todo nuestro orgullo fue lo que terminó dilapidando todo lo que una vez fuimos. De nosotros tengo mucho que aprender y supongo que este precio de no poder estar en paz es el que tuve que pagar por todo ese conocimiento.

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