XXXI

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Detesto la simpatía que muestro hacia la indiferencia. De cierta forma, aquellos individuos que actúan como si no les afectase nada me conmueven; porque algo dentro de mí me dice que ellos tienen las emociones más puras que jamás hayan existido, al punto de tratar de comprimir cualquier hálito de sentimiento en la coraza de su orgullo. Tan irónico e interesante.

Cada vez que converso con mi madre de mis planes, de mis sueños, de mis metas y mis objetivos, ella solo asiente, dejándome esa agridulce incertidumbre del tan importante juicio materno. El único que instintivamente buscamos aprobar. Dichosos aquellos indiferentes ante el juicio materno... Solo espero que dentro del amor que le tengo no intervengan mis convicciones, y que esa mirada tan indiferente solo signifique que no sabe cómo expresar su amor, su orgullo. Mujer indiferente, mujer interesante. Madre, ¡cuánto te amo!

SoliloquiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora