Birds [LuWoo]

Capítulo 122

Taeyong creía que con cada minuto que pasaba su energía se drenaba a pesar de lo mucho que se esforzaba por estar bien. Se sentía como una persona completamente débil y le daba vergüenza verse de esa manera a pesar de que era incapaz de mostrarse como alguien más positivo. YoonOh estaba frente a él, tan quieto y dormido que parecía irreal que estuviese vivo. Todo ese tiempo estuvo hablándole, rogándole porque mejorara para sacarlo de allí y no regresar nunca más. Le prometió que harían mil cosas juntos, que no lo soltaría, aunque su miedo lo invadía al hacerle pensar que tal vez iba a perderlo, que Sunmi y él tendrían que acostumbrarse a llevar una vida sin él y su corazón se desgarraba al imaginarlo.

Yuta se disculpó con él casi media hora atrás, luego de que le permitiera ver a YoonOh. Sabía que su amigo no tenía la culpa en absoluto, pero entendía esa sensación de creer ser el causante de todo, por lo mismo tomó el coraje de decirle que no debía torturarse con tales pensamientos y le pidió a Sicheng que se encargara de convencerlo de ello, su mejor amigo aceptó, pidiéndole lo mismo antes de marcharse. Sin embargo, su cerebro decía una y otra vez: ¿cómo no era su culpa? Si Nathalie y Dongyoung tuvieron que enseñarle la carta que envió esa desagradable persona el día de su cumpleaños. Era su culpa por no haber buscado mejores alternativas para proteger a su familia y dejarlo todo en las manos de YoonOh mientras él se encontraba en su burbuja de vida perfecta.

—Señor Taeyong —habló una enfermera y él se mordió el interior de las mejillas al saber que debía marcharse, asintiendo lentamente y solicitándole a la mujer que cuidara bien de su esposo para después arrastrar sus pies fuera.

Jungwoo, que estaba sentado en una silla de la sala de espera, diagonal a la entrada de la UCI, cargó a Theo en brazos y se le acercó, entregándole una bolsa de papel con cargaderas. Taeyong le dio una triste sonrisa a Theo, recordando lo difícil que era ver a Sunmi y no tener una noticia diferente para ella, negándose incluso a traerla y permitirle ver a su padre en el estado en que se encontraba.

—Tu madre me dijo que no ha conseguido que te alimentes lo suficiente —explicó—, así que te traje vitaminas y un poco de pan con proteína, para que por favor los comas —dijo con una mirada brillante y llena de súplica.

—Lo haré —respondió Taeyong por lo bajo—. Sicheng me dijo que Lucas estaba esperándote, ve, no lo dejes más tiempo solo.

Jungwoo asintió, luego negó con la cabeza.

—Y-yo... sé que no soy de mucha ayuda, aun así, quiero que sepas que, aunque... —Jungwoo se detuvo para tragar con fuerza— algunas veces creamos que todo está perdido y que no seremos capaces de continuar, debemos hacer un último esfuerzo por salir de la oscuridad que nos agobia y buscar un pequeño rayo de luz, y tal vez, si te aferras a él... consigas encontrar una salida hacia un camino más brillante.

Taeyong se le quedó observando en silencio mientras sentía que sus sentimientos se volvían una bola de dolor dentro de su corazón.

—Sé que no es tan fácil como parece, y que en realidad cuando nos sentimos mal nos cuesta escuchar, pero por favor no te dejes vencer por el miedo, no solo tu familia quiere que estés bien, yo también lo hago. Te juro que quisiera arrancar tu dolor, sanar a YoonOh y verlos sonreír de nuevo —musitó con sus ojos llenos de lágrimas.

Taeyong soltó un sollozo y escondió su cabeza en el hombro derecho de Jungwoo, sintiendo cómo este le acariciaba la espalda con su mano derecha y se esforzaba por abarcarle a pesar de que cargaba a Theo con el brazo izquierdo. El pequeño no tardó en acariciarle el cabello con su pequeña manita y suplicarle que no llorara. Taeyong se forzó a controlarse cuando escuchó que la vocecita de Theo comenzaba a quebrarse al pedirle de igual manera a Jungwoo que tampoco lo hiciera. De la nada Taeyong sintió la necesidad de ver a su pequeña, recibir consuelo de ella y asegurarle que pronto podrían ver a YoonOh completamente recuperado.