Uno.

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Estaba llegando tarde a clases, se había quedado dormido. Si no fuera por sus hermanos que lo tiraron literalmente de la cama, no la habría contado. Ellos siempre luchaban para despertarlo de su sueño pesado.

Corría con un trozo de pan en su boca, y su sombrero de paja en su espalda, apenas le dio tiempo de tomar algo para desayunar.

— Tengo mucha hambre.

Un pequeño puchero se formó en sus labios mientras se quejaba. Si no comía no tenía energías suficientes para hacer nada, pero no tenía otra alternativa.
En el camino milagrosamente se topó con su mejor amigo, un peliverde que lucía apresurado también por llegar tarde.

— ZOROOO! También llegas tarde?

— Oh Luffy, pues... Quise tomar un alajo y... Me perdí.

Soltó una risita divertida, el peliverde nunca cambiaba. Siempre tenía una pésima orientación

— Shishishi, ya veo. Pues el que llega primero gana, el perdedor paga el desayuno.

Ambos no dudaron en comenzar a correr, no estaban dispuestos a perder. Más que nada por orgullo y porque ninguno de los dos traía dinero.

Después de unos minutos, ingresaron rápidamente al establecimiento. Ya todos estaban en sus aulas, pero milagrosamente el profesor aún no había llegado.
Ambos con la respiración agitada, se apoyaron en la pared del auditorio. La primera clase era de música.

— Mierda... Quien perdió?

— Tú, obviamente Zoro.

Los dos comenzaron a discutir, mientras una pelinaranja se acercaba molesta a la pareja de amigos, dándoles un buen golpe a cada uno en su cabeza sin ningún tipo de piedad.

— Tienen suerte que el profesor Brook se haya atrasado, par de idiotas. Vayan a sentarse.

— Auch! Nami! Eso dolió...

Se quejó el pelinegro, sobando la zona adolorida de su cabeza. El peliverde gruñó molesto.

— No me toques, perra estafadora.

— Qué dijiste?

Más de un golpe vinieron después de ese en la cabeza del peliverde, logrando varios chichones juntos. El nombrado se agarró su cabeza soltando quejidos de dolor.

— Ahh, marimo idiota. No provoques a la linda Nami-Swaaannn.

Cierto rubio se acercó al pequeño grupo juntando sus manos, con rostro de enamorado y girando varias veces, mientras se acercaba a la pelinaranja.

— Cállate, maldito cocinero pervertido.

— Ya ya chicos, vayan a sentarse. El profesor de música llegará en cualquier momento.

Comentó cierto chico de piel morena con rizos y una nariz larga, mientras se acercaba a su grupo de amigos. Ellos siempre estaban juntos donde sea que iban.

En medio de esa pequeña y divertida discusión, el profesor de música ingresó al salón con su violín encima. Siempre lo llevaba con el.
El alto señor mayor de edad, piel oscura y afro; con su elegante traje negro acomodó sus gafas, mientras apoyaba su instrumento en el escritorio.

— Yohohoho, buenos días. Lamento llegar tarde. Quería comprar té y habían muchas personas. Comencemos con la clase. Todos a sus asientos, por favor.

— Buenos días, profesor Brook.

Saludaron todos al unísono, levantándose con respeto de sus asientos. Luego todos volvieron a sus lugares para comenzar la clase.

Mi corazón late por ti | Lawlu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora