Siete.

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Finalmente era el día, de los más importantes en la vida de Law.
Hoy era su graduación, después de tantos años de lucha por fin lo estaba logrando.
Ya casi llegaba a cumplir su sueño de ir a la universidad, le faltaba tan poco para lograr aquello también.

— Listo, ya estás.

Su padre adoptivo lo estaba ayudando a alistarse. Lo había ayudado a peinar hacia atrás su rebelde cabello, dejándolo perfecto. También le había puesto crema en su seco rostro y bálsamo en sus labios.
Su carita parecía de bebé, un bebé con barba.

Se veía muy guapo, con una camisa color mostaza arremangada hasta la mitad de sus brazos, luciendo todos sus tatuajes. También tenía los primeros tres botones del pecho desabrochados, para también lucir parte del tatuaje de esa zona.
En sus piernas tenía un pantalón negro, ajustado ellas. En sus pies unos hermosos zapatos negros que estaban perfectamente lustrados.
Tenía dos collares de acero en su cuello, y algunos anillos en sus dedos. No podía faltar la pulsera de pulsaciones, que aparentaba ser un reloj. También sus pendientes plateados para que todo combine.

— Que guapo que eres, Law. Luffy se va a enamorar aún más cuando vea tus pintas.

— Ya Corazón, no le digas mentiras que lo ilusionen.

Aquel rubio de lentes también estaba con su cabello arreglado. Llevaba una camisa negra con una corbata de color roja y un pantalón blanco. También llevaba zapatos negros. Siempre estaba elegante y con ropa cara.
Corazón por su parte era más sencillo, tenía una camisa color rosa pastel y un estampado de corazones rojos. Luego un pantalón de mezclilla azul claro y zapatos marrones.

Todos estaban bañados, perfumados y bien arreglados. Era un día especial después de todo.

— Ya están listos? Mejor si llegamos temprano.

— Law, no olvides tu gorro de graduación. Tampoco tu mochila ni los medicamentos de emergencia.

— Aquí tengo todo, Cora-san.

Ya los tres listos, se subieron al auto para viajar al instituto dónde se iba a celebrar la graduación de todos los alumnos que acaban el bachiller.
No tardaron mucho en llegar, estaban bastante cerca después de todo. Gracias a Doflamingo pudieron conseguir una casa reiteradamente cerca de todo lo que Law pudiera necesitar, para poder manejarse solo y sin ayuda.

Odiaba ser una carga, más con la edad adulta que ya tenía.

Si fuera por el ya estaría viviendo solo, trabajando y en la universidad. Pero era imposible, debía estar todo el tiempo acompañando por alguien que lo ayude en caso que le dé un paro cardíaco o algo peor.
Por eso solo mientras Law estudiaba, Corazón trabajaba con su hermano. El le acomodó los horarios en su empresa para que el resto del día vigile de cerca a su hijo.
Los días que Law estaba en casa, Corazón lo acompañaba siempre.

Ya en el instituto, los tres se bajaron del auto de Doflamingo.
Ya había bastante gente fuera, todos alumnos con sus familias y algunos invitados más.

— Yo sostengo tu mochila, así no se arruga tu camisa.

— Gracias, Cora-san.

El rubio se acercó a arreglar su cabello, su camisa y todo lo que podría estar fuera de lugar. Estaba tan emocionado por su hijo que quería que se viera impecable. A Law ya le estaba estresando un poco, estaba totalmente fuera de su zona de confort.

— Ya Cora-san, estoy bien así.

— Lo siento, lo siento. Estás guapísimo.

Aún era temprano, pero ya la mayoría de alumnos estaba en aquel lugar. Incluyendo a cierto pelirrojo quien se acercó a su amigo de los tatuajes.

Mi corazón late por ti | Lawlu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora