Veinte.

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El tiempo pasaba lento.

Era una tortura para todos tener que esperar minuto por minuto, en aquel pasillo para saber alguna noticia.
Algunos enfermeros salían y entraban del quirófano, poniéndolos nerviosos. En cualquier momento podría haber alguna complicación y eso les aterraba.

Sabían que la cirugía era muy complicada y que duraría varias horas. Pero realmente se sentía como si el tiempo pasara en cámara lenta.

El grupo hablaba animadamente, intentando distraerse entre sí.
Habían algunos silencios un poco incómodos, donde nadie decía absolutamente nada al respecto.

— Corazón... Cómo conociste a Torao?

Le preguntó Luffy al rubio, quien se quedó mirando al techo por unos segundos, recordando la primera vez que se vieron.

— No sé si lo saben, pero Law no es de aquí. El nació en Alemania.

Todo el grupo se sorprendió, ya que nunca aquel tatuado les había comentado eso.
Creían que había nacido en Japón como la mayoría de todos ellos.

— No... Sinceramente nunca nos contó sobre su niñez o su pasado en general.

Aquel rubio se sorprendió al escuchar eso también, pero era bastante comprensible. No era una historia agradable de recordar.

— Entonces les contaré desde el inicio...

(...)

El negocio de los padres de Doflamingo y Rosinante siempre tuvo conexiones con Alemania, así que viajan de niños para aquel país muchas veces.
Una vez que su padre se lo cedió a su hijo más grande, Doflamingo, tuvo que seguir sus pasos.
Rosinante nunca se alejó de él; siempre estuvieron juntos.

Apenas era un jóven de 26 años cuando estaban caminando por las calles de la capital de Alemania, Berlín.
Ambos estaban sumidos en su pequeña discusión sobre el negocio, pasando por una pequeña plaza donde habían varios niños jugando.
Sentado en una banca, lejos de todos los demás, había un pequeño con un sombrero blanco en su cabeza. Estaba abrazado a sus piernas y lloraba escondido en ellas.

Rosinante le quitó toda su atención a su hermano, para mirar a ese pequeño por el cual sintió lástima al momento.
Se acercó a él para agacharse a su altura y mirarlo, acariciando su espalda con suavidad para llamar su atención.

— Hola. Estás bien? Necesitas ayuda?

Aquel niño pelinegro se sobresaltó y se asustó al ver a un desconocido hablarle. Además le hablaba en un idioma extraño que no conocía.

— Corazón, le estás hablando en japonés. No te va a entender una mierda.

— Cierto.

Rascó su nuca un poco avergonzado por su torpeza, para luego aclarar su garganta.
Después de tantos años de estar enlazados con Alemania, había aprendido a hablar el idioma bastante bien. Agradecía haber encontrado un buen motivo para darle un uso.

— Hola pequeño, soy Rosinante Donquixote, pero puedes decirme Corazón. Así me suelen llamar... Necesitas ayuda? Por qué estás llorando?

El se tranquilizó un poco al ver qué parecía ser una buena persona, así que limpio sus lágrimas para mover sus pies, sintiendose un poco tímido y avergonzado.
Aunque era muy inteligente, no confiaba en él a pesar de todo.

— Mis papás me abandonaron en un orfanato... Porque tengo problemas del corazón y me dijeron que no podían cuidarme... Que no querían a un niño que va a morirse pronto.

Mi corazón late por ti | Lawlu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora