Quince.

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Por fin había llegado el día.
Después de tantos años de luchar, por fin estaba enlistandose para ir a la universidad.
Estaba muy emocionado, no había podido dormir muy bien por aquel motivo.

Se vistió con su pantalón azul de mezclilla, que tenía un estampado de manchas de leopardo; zapatillas negras, una sudadera amarilla y negra y por último su sombrero blanco.
Últimamente no lo usaba mucho, ya que su novio amaba ver su cabello.
De esa forma había dejado de usarlo, pero lo hacía sentir seguro en momentos como esos.

Fue a la cocina donde su padre y su tío lo esperaban.
Había un gran pastel que decía “Felicidades” y algunos regalos sobre la mesa.
Law se sorprendió al ver todo eso, pero dibujo una sonrisa por su consideración.

— Felicidades, Law! Lograste cumplir tu sueño!

— Tengo algo para ti, mocoso.

Doflamingo tomó una caja, para dársela en sus manos. El pelinegro la tomó para abrirla con curiosidad.
Sus ojos se abrieron como platos, entendiendo al momento de qué se trataba al ver unas llaves de un auto.

— No puede ser...

— Corazón y yo creemos que ya es momento de que tengas tu propio auto. Pero es peligroso, debes intentar no manejar nunca solo.

Law tragó duro, pensando en las posibilidades de que tenga alguna complicación en un viaje.
Pero tampoco iba demasiado lejos, todo le quedaba cerca y llegaría más rápido en auto.

Los rubios lo llevaron fuera, enseñándole aquel bonito auto color amarillo y negro, justo como a él le gustaba. De hecho combinaba con su sudadera.
Era un Audi S1, con cuatro puertas y muy moderno. Era más grande de lo que se había imaginado.

— Pensamos en darte uno sólo de dos puertas, pero como siempre sales con tus amigos y necesitas estar acompañado, lo mejor era uno grande.

Comentó Corazón, al ver a su hijo feliz por su regalo. Acarició su espalda con cariño, mientras le sonreía.

— Realmente... Estoy muy agradecido por todo lo que hacen por mí. Prometo que si logro convertirme en médico, les devolveré todo.

— Me pregunto cuántos millones he gastado en ti hasta ahora, mocoso inútil.

Los tres rieron, para volver dentro y seguir celebrando que Law ahora tenía su propio auto e iba a comenzar la universidad.
Desayunaron tranquilamente, ya que se habían levantado temprano como era costumbre. Pero ahora Law no tenía que caminar 5 pasos por hora, ahora era diferente.

Después de estar un rato con su padre y su tío, finalmente era el momento de irse.
Se subió al auto, dejando su mochila en el asiento de copiloto. Tomó el volante para suspirar, debía evitar ponerse nervioso o podía provocar un accidente.

— Ten cuidado, Law. Nosotros tenemos un rastreador del auto. Sabremos dónde estarás en todo momento, por si las dudas.

— Que acosadores jaja, pero gracias. Me siento seguro con ustedes cuidandome... Nos vemos luego.

Después de despedirse de ellos, encendió el auto y comenzó a conducir hacia la universidad.
Sabía conducir hacia varios años, de vez en cuando Doflamingo lo dejaba manejar, pero solamente cuando estaban los dos o los tres.
Mientras conducía observaba el interior del auto con más detenimiento; era realmente muy bonito.

Iba a ir directamente a la universidad, pero sabía que su amigo Kid solía salir a éste horario.
Así que estacionó el auto y esperó en la plaza donde siempre se encontraban cuando iban juntos.
Tuvo que esperar unos pocos minutos, hasta que pronto divisó los cabellos parados del pelirrojo.
Tocó bocina para llamar su atención, pero Kid estaba confundido; no conocía aquel auto y era el único por ahí. Así que se acercó curioso a aquel bonito auto amarillo y negro.
Con una sonrisa en sus labios, bajo lentamente la ventanilla para apoyar su brazo allí y guiñarle el ojo.

Mi corazón late por ti | Lawlu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora