Tres.

748 90 49
                                    

Los días transcurrían rápidamente, aunque nadie le prestaba atención a eso. Preferían vivir el momento.

Law se hizo muy unido a Luffy y a su grupo de amigos, quienes se volvieron los suyos también. Se llevaban muy bien y pasaban mucho tiempo juntos.
Luffy y Law comenzaron a desarrollar sentimientos el uno por el otro; y aunque eso asustaba al segundo no quería darse el lujo de negarlos u ocultarlos.

No sabía si tenía tanto tiempo como para priorizar su miedo o vergüenza.

Luffy descubrió muchas cosas nuevas sobre él: como sus lindos tatuajes. Sus significados eran raros, pero le gustaban de todas formas y lo hacían ver muy sexy.
Además descubrió su edad, era unos años mayor que todos y era raro que a esa edad no estuviera ya en la universidad.

Aunque cuando se enteraron de sus problemas lo entendieron perfectamente.

— Buenos días Law, dormiste bien?

Preguntó aquel rubio, dándole su desayuno a su hijo adoptivo quien ya estaba hecho un hombre de 26 años.
Desde pequeño lo había criado y le tenía mucho cariño; estaba haciendo todo lo posible para que tuviera una vida digna a pesar de sus problemas.

— Si... Aunque en medio la noche tuve un episodio de bradicardia. Casi se me detiene el corazón.

Dijo suspirando. Odiaba que le diera algún problema durante su sueño, casi nunca podía dormir bien ya que se ahogaba; su corazón latía demasiado rápido que lo despertaba alterado (taquicardia), o su corazón latía tan lento que dejaba de latir (bradicardia).
Gracias a eso tenía en su pecho un desfibrilador portátil, tan pequeño que ni se notaba bajo la ropa, pero que le daba descargas eléctricas cuando su corazón necesitaba reaccionar. Era muy útil y con su tecnología era automático.

— Ya veo... Mañana tienes exámenes médicos, así que no hagas planes.

Asintió tomando su taza de café negro. Mucho tiempo no pudo consumirlo porque creían que la cafeína podía aumentar su ritmo cardíaco, pero eso no era cierto. En realidad el café tiene propiedades antiflamatorias, así que lo beneficiaba.

— Cora-san... Creo que... Me gusta alguien.

Dijo mirando el café de su taza y con un pequeño sonrojo en sus mejillas. El rubio se sorprendió, ya que en la vida de su hijo muy pocas veces lo había escuchado pronunciar esas palabras.
Se acercó a él abrazándolo, sonriendo y demostrando lo feliz que lo hizo al decirle aquello.

— Por fin! Ya hacía tiempo que no me decías eso. Tenía miedo de que no quieras darte una oportunidad para amar de nuevo.

Todas las veces que lograba salir con alguien terminaban dejándolo. Nadie estaba dispuesto a salir con alguien que podía morir en cualquier momento; nadie quería pasar por ese dolor; nadie pensaba en el dolor de Law.

— Y quién es?

Preguntó aquel rubio intrigado. Ya quería conocer a quien había logrado ablandar ese lastimado corazón.

— Luffy.

— Oh, tu amigo? Me has hablado mucho de el. Parece ser una buena persona y espero conocerlo algún dia.

— Es un ángel, tan amable y dulce que me pone nervioso.

Se sentó junto a su hijo y junto a su hermano, quien ya se había sentado en la mesa de la cocina a comer algo antes de ir a trabajar.

— Vaya, el mocoso moribundo está enamorado. A ver cuándo dura hasta que le den una patada en el culo de nuevo.

Comentó su tío, quien leía el periódico del día, con su taza de café en la mano y sus pies sobre la mesa. El siempre era cruel con sus palabras; pero en el fondo, muy en el fondo, quería a su sobrino y a su hermano.
Aunque prefería morir antes que demostrarlo o admitirlo.

Mi corazón late por ti | Lawlu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora