Escuché a lo lejos, impactos como de pisadas de algún animal. Se escuchaban como sobre el techo, como si corría por todo él. Encendí la luz de inmediato, en una mesa había un reloj que marcaba las ocho y dos minutos. Me levanté, y fui al baño, realicé mis necesidades, y salí del cuarto. Del lado derecho de la cocina, en el fondo, había un pasillo que seguí, no veía a nadie en la casa, lo que me puso alerta. Al final de ese pasillo, había una escalera, las subí, estas daban a una puerta de acero, se veía bastante segura. La puerta estaba entreabierta. Del lado afuera, hacía un arco enorme, un árbol de cedro. Pasé por ahí, llegué a una verde y enorme planicie, el sol se veía bastante rojo, la luz que emitía era igual, este fenómeno pasaba porque el escudo que cubría a el país, era rojo, así que al sol dar con él; la luz que se filtraba se convertía en rojiza. Realmente era como estar en otro mundo. Pero, a pesar de ese color sangre, el paisaje se veía hermoso, lo digo porque habían muchos árboles, animales, ríos, elementos que no son muy comunes en mi mundo. Un poderoso río estaba frente a nosotros, era el mismo río que generaba las cascadas frente a la casa, lo que indicaba que la casa estaba debajo del río. Ahí estaban mis amigos viendo al tal Max, éste tenía a una especie de caballo de ocho patas fuertes. Mis amigos junto a Max, llevaban puestos unos anteojos con el cristal con los colores del arcoíris. Sam, me acercó uno y me dijo:
—Debes colocártelos, de lo contrario no apreciarás esta belleza.
Me los puse, y ese color rojizo en los objetos se esfumó mostrando así colores vivos, los árboles verdes, el musgo, los matorrales, el cielo azul con un sol amarillo, la tierra marrón, el agua cristalina, todo era como la veíamos en mi mundo, a través de la historia, que nos decía que así había sido el mundo hace muchos años, esa naturaleza que en mi mundo, ya no existe. Así que pude ver mejor los colores de aquel animal. Tenía un color marrón, con franjas verdes fluorescentes por todo el cuerpo, se veía fuerte; un poco más retirado estaba su manada. Mis amigos veían el espectáculo del chico, montando, o tratando de montarlo.
—Es un adolescente, por eso es tan rebelde, pero, prometí montarlo— Decía el chico tratando de amansarlo— Tiene una fuerza increíble, si me pisara con tan solo una de sus patas, aplastaría la mitad de mi cuerpo.
—Es un caballo muy grande— Dije uniéndome al grupo de mis amigos.—No es un caballo— Respondió el chico desde lejos— Es un “Equinus Maximus”, o como le llamo más fácil, un Ocballo. La mezcla de octavo, por sus ocho patas, y ballo por Caballo, es un juego de palabras, tuve mucho tiempo para estudiarlos, soy como Adán, en el paraíso.
—Lo poco que ha dicho es que es el único humano aquí, y ahora nosotros— Dijo Sam.
—¿Quién es Adán en qué paraíso?— Pregunté.
—No lo sé. Dice cosas extrañas. Usa palabras que ya no se hablan, es como si estuviera atrapado en el tiempo pasado. Es como escuchar hablar a mi padre— Intervino Kioto.
—Para mí sigue siendo un salvaje, como los que casi nos matan— Habló Emma.
—No lo creo, de lo contrario los animales huyeran de él… Mírenlo, es como un domador experto— Habló Sam.
—Tal vez no come animales vegetarianos, tal vez solo come criaturas carnívoras.
—¿Qué? Estás loca— Dije y solté una risa.
—Que asquerosa eres— Rió Turrot.
—Igual, no me da confianza.
El chico se oía alegre, porque había logrado montar al animal.
—Después que lo montas, ya es tuyo, es como un vínculo de amistad entre él y yo… ¿Quién quiere subirse conmigo?
—Y luego dicen que la loca soy yo— Dijo Emma.
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Agua Grande. Zona Restringida. (Completa)
Science FictionEn el año 2115, la humanidad ha alcanzado la cúspide tecnológica, donde la longevidad es el bien más preciado. Sin embargo, la vida de Robert, un joven paraguayo, da un vuelco inesperado cuando es invitado a una expedición a la Zona Restringida, un...