Prólogo

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El rugido de las bestias resonaba en el cielo nocturno, un sonido gutural y aterrador que helaba la sangre. Robert se despertó empapado en sudor, su corazón palpitando con fuerza en su pecho. La misma pesadilla lo atormentaba una y otra vez: un futuro en ruinas, plagado de monstruos horribles y una guerra sin fin.

En el sueño, Robert luchaba junto a otros supervivientes, utilizando armas improvisadas para defenderse de las hordas de criaturas. Los monstruos eran grotescos, con colmillos afilados, garras que rasgaban la carne y ojos llenos de odio. La batalla era feroz, un caos de gritos, golpes y muerte.

Robert esquivó un zarpazo que le hubiera abierto el abdomen. Un escalofrío de terror recorrió su cuerpo al ver caer a su amigo Sam, víctima de un mordisco mortal. La impotencia y la rabia lo consumían mientras luchaba por cada metro de terreno.

Un rugido ensordecedor lo hizo girar sobre sí mismo. Un monstruo colosal, con ojos como brasas y una piel escamosa, se abalanzó sobre él. Robert levantó su machete con las últimas fuerzas que le quedaban, preparándose para el impacto final.

De repente, un sonido agudo como un silbido penetrante lo despertó de golpe. La oscuridad de su habitación lo envolvía, y el silencio solo era roto por su respiración agitada. Robert se levantó de la cama, tembloroso y con el corazón todavía acelerado.

Las imágenes del sueño se desvanecían lentamente, pero la sensación de terror permanecía. La guerra, los monstruos, la muerte... todo se sentía tan real. Robert se preguntó si esa pesadilla era un presagio de lo que estaba por venir.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en el futuro. ¿Era inevitable la guerra? ¿Podía la humanidad sobrevivir a una amenaza tan terrible? Robert no tenía respuestas, solo la certeza de que debía prepararse para lo peor.

Esa noche, Robert no pudo volver a dormir. Las imágenes de la pesadilla lo perseguían, recordándole la fragilidad de la vida y la oscuridad que se cernía sobre el futuro. La guerra de las sombras había comenzado en sus sueños, y solo el tiempo dirá si se convertiría en una terrible realidad.

Agua Grande. Zona Restringida. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora