Capítulo 37. Discusión al desayunar

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Me llevó a lo que era una especie de plaza, en ella estaban todos reunidos, bailando, riendo, bebiendo, gozando, habían postes con antorchas encendidas, mesas llenas de comida y bebidas espirituosas, tenían música que salían de unos viejos reproductores. Colores y luces se veían rodeando todo. El ambiente era muy alegre.  También ví muchas criaturas a parte de los Gilbinder, ví a un o dos Cherezadis, todas las criaturas de ahí iluminaban como si tuvieran pinturas fluorescentes en la piel. Una chica de los Gilbinder se acercó a mí y pasó sus manos por mi cara marcándola con pintura en polvo, verde y azul, entonces hizo lo mismo con Emma, la marcó con pintura anaranjada y verde. Por un rincón ví a Sam bebiendo y bailando con dos chicas de estas, él al verme se acercó a mí, hoy no nos habíamos visto.

—¡Robert! Vamos a bailar, la fiesta está muy buena.

—Para eso esto aquí. ¿Y Max?

—Está sentado allá, al parecer este tipo de celebraciones no le gusta. Es tan aburrido —Dijo Emma y se fue a bailar con Kosovo.

Me fui con Sam y dos chicas Gilbinderianas a bailar entre el pueblo, comenzó a sonar una música desconocida para mí pero que en cierto sentido me daba ánimos a seguir, así que comencé a bailar lleno de vida y agradecido porque aún vivía, y no era alimento de alguna criatura salvaje.

(Nombre de la música: Rewrite the stars de James Arthur ft Anne Marie)

Tomaba de aquel alcohol que tenía Sam, era tan fuerte que casi vomitaba, aún me pregunto como el pelirrojo podía dar sorbos tan profundos. A mitad de la música, se acercó Emma y comenzó a bailar conmigo, la tomé de las manos y bailamos hasta que acabó la música. Todo era realmente vibrante, ni en mi mundo había asistido a una celebración así, no olvidaré esto. La música de la época vieja era muy buena. Estuvimos toda la noche bailando, comiendo y bebiendo, gritando y saltando. Ya en la madrugada, todos estábamos ebrios, los que siguieron en la fiesta como yo, estábamos por todas partes, Kosovo me tomó y me llevó a mi habitación.

—Debes dormir así sea un par de horas, todavía tienen un viaje largo que realizar.

—N-no quiero, ser un líder —le dije en mi ebriedad.

—Tu lo serás, ya lo verás.

Me llevó a mi habitación, me acostó en la cama, quitó mis zapatos, lo ví salir y apagar las luces cerrando tras de sí la puerta. Y ahí me dormí.

Max me despertó en la mañana, fue el único de mis amigos que no estaba con resaca porque no había tomado alcohol. Casi me levantaba de la cama para que me fuera a bañar.

—¡Arriba! Nos espera un largo día. Báñate y baja a desayunar —salió.

Me estiré un poco en la cama y fui a bañarme. Al salir del baño, me vestí con ropa cómoda, me peiné y salí al comedor, esta vez, solo estaban mis amigos; el líder YarSo y su familia no estaban, tampoco se veía Kosovo o lo demás del consejo.

—¿Por qué tan solo esto? —Pregunté tomando asiento.

—Están reunidos con otras comunidades. Al parecer Katamoto está haciendo de las suyas en el norte —habló Max.

—¿Ustedes como durmieron?

Sam dio un gruñido indicando que le hubiera gustado o, seguir en la fiesta, o seguir durmiendo. Emma guardó silencio dándole una mirada matadora a Max, quería que no contara algo.

—¿Sucede algo?

—Emma si que disfrutó anoche.

—Cállate Max, te abriré la garganta con este cuchillo si dices algo.

—¿Qué pasa? —Pregunté.

Sam solo seguía comiendo el desayuno y veía de reojo.

—Cuando fui a despertar a Emma, estaba durmiendo con dos Gilbinder muy sexys.

Agua Grande. Zona Restringida. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora