Capítulo 30. Algo como dinosaurio

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Aún nos deslizábamos por esos caminos olvidados y llenos de abandono. Creo que nunca voy a olvidar estos parajes llenos de tanta vida.
Nos detuvimos un momento, todos necesitábamos realizar nuestras necesidades fisiológicas. El paseo en la camioneta también era una experiencia nueva y que me gustaba, en mi mundo los vehículos volaban.
Después de hacer lo que iba hacer, me senté debajo de un árbol, busqué en mi mochila y tomé un poco de agua, pero me di cuenta que no estaba el libro aquel que leía, por más que busqué no lo conseguí.

—¿Qué buscas? —Preguntó Emma acercándose.

—El libro, creo que lo perdí entre tanto jaleo.

—Que mal. Ya te estaba gustando.

—En serio, quería terminarlo. Solo había leído unos pocos capítulos y quería saber el final.

Sam llegó corriendo a donde estábamos, venía algo asustado.

—¡Hey! Deben venir a ver esto.

Salimos todos a ver. En un extremo de donde estábamos había una construcción, era como un viejo KFC, de lo que una vez fue el techo salían ramas de un árbol. Entramos junto a Sam. Adentro había especies de huevos como de medio metro de alto, estaban puesto sobre pequeño nidos, los nidos, tenían pequeñas piedrecitas a su alrededor. Conté los huevos y eran como veinte de ellos. Max, dijo que nunca había visto esa clase de huevos por ningún lado, de hecho nos dijo, que, aunque los Cherezadis tenían mucho aspecto a un ave, igual seguían siendo mamíferos. Pero en ese momento recordé a los ornitorrincos, eran mamíferos pero ponían huevo. Sin embargo, esto era otra cosa. Cerca de los huevos vimos piel de algo, como cuando una serpiente mudada piel.

—Parece un reptil —Dijo Max, observando la piel.

Unos de los huevos se movió bruscamente. Lo que estaba adentro se estaba preparando para salir. ¿Qué era eso? Si Max desconocía qué era, entonces era un misterio. Emma llamó nuestra atención. Fuimos a donde ella. En una habitación contigua, habían huesos triturados desparramados por el suelo.

—¡Qué mierda! —Dijo Max.

—¿Es carnívoro?

—Es muy raro. Es obvio que come carne pero, acá entra mucha luz del Sol, los carnívoros por alguna razón detestan el sol.

Explicó Max pero, esos huevo estaban en un lugar que entraba sol a pesar de que debido al árbol y las lianas había humedad. Y pasó, uno de los huevos comenzó a resquebrajarse, luego uno más y luego otro...

—No quiero estar aquí cuando esa cosa eclosione.

Y Emma tenía razón. Si era una criatura desconocida hasta para el mismo Max...

Pero Max y Sam, estaban embelesados viendo aquellos. De pronto, un agujero en uno de los huevos seguido de una garra del tamaño de la mano de un niño de nueve años. Todos los demás huevos comenzaron a romperse y a mostrar esas garras negras.

—Esto no me gusta —Dije dando un paso a la salida.

Y así uno de los huevos se quebró todo y, mostró a una criatura extraña muy reptiliana. Su boca forrada de dientes, sus ojos como de serpiente color rojos, una cola larga y fina, estaba en dos patas, sus manos delanteras eran palmeadas con garras  filosas, en definitiva, aquello tendría que ser una criatura carnívora.

—Un dinosaurio —Esbozó Max.

Comenzamos a dar lentos pasos hasta la salida. La criatura dio un chillido como el de un ave. Los demás huevos también comenzaron a eclosionar dejando ver a la misma criatura. Mientras salíamos, aprovechando que la criatura se entretuvo comiendo los huesos que estaban por ahí, vimos y escuchamos en el lado norte de donde estábamos, algo que corría hacia nosotros, se levantaba una nube de polvo y las pisadas se sentían en el suelo. Pude verlos. Eran una especie de dinosaurio, muy parecido al Velociraptor, pero sus patas eran finas y más largas que su cuerpo, su cola también era fina y larga, las patas delanteras también eran largas y podía mantenerse perfectamente en dos patas, su hocico estaba forrado de filosos dientes, sus ojos los tenía de lado como los reptiles y tenía una cresta que iba desde su cabeza hasta el final de cola. Eran como diez de ellos que se acercaban corriendo a ver a sus crías recién nacidas. Corrimos al carro pero era evidente que nos verían y nos siguieron.
Max puso en marcha la camioneta pero ellos comenzaron a seguirnos. Estos animales corrían muy rápido, la camioneta también lo hacía, estos venía casi alcanzándonos, Max esquivaba todo obstáculo y créanme, eran muchos obstáculos en un lugar que desconocíamos y plagado de construcción abandonadas, además de decenas de criaturas que pastaban por ahí. La camioneta saltaba por riachuelos, salpicando lodo, saltaba sobre rocas, esquivaba árboles... Pero estos nuevos carnívoros eran tan veloces que de pronto, uno saltó sobre el techo de la camioneta hundiéndolo un poco. Y dos más golpeaban los costados de la camioneta tratando de que ésta se desequilibrara y así estrellarnos.

Agua Grande. Zona Restringida. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora