Capítulo 39. En los túneles

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Creo que viajar en bicicleta era mejor que caminar o correr, pero igual cansaba, llevaba las piernas prensadas, me daba más fatiga en los lugares donde tenía que subir alguna cuesta. Durante el recorrido en bicicleta, vimos hermosos parajes, animales variados y un clima perfecto. Nos detuvimos varias veces a tomar agua, a orinar y a estirar las piernas. A veces hablábamos de llegar a nuestro mundo y darnos un baño con agua caliente y dormir por dos semanas viendo series de Unión Corea. Pero nuestras realidad era otra, debíamos salvar al mundo. Pensando en tantas cosas, ví algo realmente mágico, más allá en unas verdes montañas, apareció un arcoíris lleno de colores. Jamás había visto uno en la vida real, los había visto en internet o, la tele o, en libros pero en la realidad no.

—¡Miren! Un arcoíris —Grité y todos voltearon a verlo, todavía seguíamos manejando.

—¡Guao! ¡Es hermoso!

—Significa buena suerte verlos —Explicó Sam.

—El primer arcoíris apareció cuando Dios salvó a todos los que iban en el arca de Noé.

—¿De qué hablas? —Pregunté curioso para que Max prosiguiera.

—¿No saben la historia del arca de Noé? —Nos Preguntó.
_ Si tiene que ver con religión, no sabemos nada. De Dios no sabemos nada, Max —Respondió Emma.

—Solo sabemos de la guerra que se generaron cuando dejaron de usar la religión en nuestro mundo.

—Les contaré la historia —Seguíamos manejando por aquellos parajes de ensueño lleno de flores extrañas pero con agradable olor, raras aves y abejas comían su néctar. Max continuó —Hace muchos años, cuando el humano tenía poco de andar por la tierra, comenzaron a construir enormes edificios, y se volvieron salvajes, carnívoros. Los hijos de Dios en el cielo, o sea los Ángeles, bajaron a la tierra y tuvieron relaciones sexuales con las mujeres y, estas dieron a luz humanos gigantes que eran muy agresivos y asesinos, la tierra se llenó de tanta maldad que se olvidaron de Dios, tanto fue así, que Dios sintió pena por haber creado al humano. Pero en tanta maldad, había un hombre que era justo y bueno, al parecer era el único que todavía confiaba en Dios, por eso Dios un día se le apareció a este hombre y le dijo que construyera un arca enorme, como un barco gigante, una cosa así no se había creado nunca, pero Noé debía hacerlo con la ayuda de sus tres hijos, las esposas de estos y, su mujer. Era un trabajo arduo y que llevaba días, pero Noé hizo caso y lo realizó.

—¿Por qué mando hacer el arca? —Preguntó Sam.

—No interrumpas, Sam, deja que Max eche la historia —Lo regañó Emma.

  —Al Dios ver tanta maldad en la tierra, decidió destruir a todo hombre en ella, y a todo animal que habitara el planeta. El arca era para que Noé y su familia se guardaran ahí mientras Dios destruía todo. La orden de Dios fue, que iba a destruir a toda ser humano y animal, por eso Noé debía meter en el arca a una pareja de cada especie animal, no a todos lo animales, sino a una pareja por especie. Eso hizo Noé y su familia, la gente se burló de él por todo lo que hacía, le llamaron loco. Dios había dicho que iba a llover por cuarenta días y cuarenta noches. Obviamente, para esos tiempos, la lluvia era muy escasas sobre todo en esas zonas cercanas al desierto. Entonces, un día, Dios le dijo a Noé que cerrara el arca con ellos dentro, y al poco tiempo, comenzó a llover, no era una lluvia como las que conocemos, eran torrenciales, llovió como nunca antes, todos los que se habían quedado afuera murieron, hasta los animales y las plantas. Al pasar los cuarenta días y las cuarenta noches, el agua comenzó a descender hasta que apareció tierra firme, Noé y su familia salieron y liberaron a los animales, entonces, Dios hizo aparecer un arcoíris como ese que vemos y dijo que nunca más destruiría a la humanidad mediante un diluvio mundial. El arcoíris les recordaba a las generaciones venidera ese día y la promesa de Dios.

Agua Grande. Zona Restringida. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora