La Debacle de la Boda Parte 5

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En lo alto de la isla de Santorini, un joven desesperado miraba al mar, tratando de encontrar a su amada, la cual se sacrificó para salvarlo de una muerte segura.

—Vamos Anya por favor, sal del agua... —Damian suplicaba.

Pero la prometida de este honesto joven no aparecía...

—Te lo suplico, no me hagas esto... Sal de ahí —Pero nadie escuchaba sus súplicas.

Solo habían pasado unos pocos minutos desde que Anya cayó al agua, así que había esperanza, Damián se aferraba a lo que vio de ella momentos antes de caer, esa fuerza, esa determinación, pero llevadas a un límite que él no conocía...

—¿Damian? —Una pequeña adolescente se acercaba a él.

—Sicily... —La miraba con un rostro de culpa.

—¿Donde está mi hermana? —La expresión de la pequeña se tornaba cada vez más asustada.

Damian miró abajo, esperando que en ese segundo, Anya saliera del agua, pero incluso las burbujas que creo la caída empezaban a desaparecer.

—Damian... No me digas que... —Se tapó la boca mientras las lágrimas corrían por sus mejillas —. E-Es mi culpa, debí escucharlos, ¡Todo esto es culpa mía!

—¡No, escúchame Sicily! —Puso sus manos firmemente en los hombros de la joven—. Nada de esto es tu culpa, estoy seguro... Anya sigue viva... —La joven comenzó a sollozar mientras Damián la reconfortaba con un abrazo —. Yo lo sé... Se que lo está...

Nada podría sacar esa esperanza del corazón de Damián, no la iba a perder otra vez...

—Debemos ir a la playa, tomaremos un bote y la buscaremos...

Se alejaron del acantilado en camino a la playa, sin darse cuenta de alguien se les adelantó con esa idea...

Un hombre que vio todo desde la distancia, tan pronto la mujer de cabello rosado cayó al mar, tomó un bote y navegó hasta el lugar de la caída.

Mientras tanto, a Anya le quedaba poco tiempo, cayó al mar de espaldas, tal fue el impacto que su cuerpo no respondía, no podía mover un solo dedo, ni siquiera podía cerrar la boca para evitar que el aire se le escapara.

Su vista se hacía cada vez más borrosa, no podía distinguir nada, más que el brillo azul del agua, y una sombra que se acercaba nadando hacia ella.

La tomó firmemente del brazo y poco a poco la fue sacando del agua hasta el bote, el aire volvía a los pulmones de la joven, pero el dolor le hacía perder lentamente la consciencia, no pudo ver quién la salvó, esa sombra hablaba con quién manejaba el bote, pero sus oídos zumbaban tanto que no podía discernir una frase completa...

—... vas . ..... ... ella...

—..... un par .. ..... de ... hablar, . .... eso .... ..... sus .......

Ni siquiera podía reconocer las voces, poco a poco sus párpados se cerraban, hasta que solo veía una oscuridad absoluta...

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Al mismo tiempo, todos los invitados de la boda se refugiaban en el salón de eventos del hotel, Emile parecía preocupado por Jenny la cual solo mostraba un rostro intrigado.

—Jenny, ¿Te ocurre algo? —Preguntó Emile.

—Emile, creo haber escuchado que les pagaste a esos mercenarios lo que pidieron ¿Es cierto?

—Si, debía hacerlo ¿no? La vida vale más que el dinero...

—Pero solo pagaste por tú protección, ¿No soy tan importante para ti? —Preguntó molesta.

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