𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 𝐎𝐅 𝐃𝐀𝐑𝐊𝐍𝐄𝐒𝐒 | 𝐖𝐄𝐃𝐍𝐄𝐒𝐃𝐀𝐘

𝐗𝐗𝐕𝐈

≺≺ 𝐅𝐚𝐫𝐞𝐰𝐞𝐥𝐥 ≻≻

A pesar de que Nevermore se veía aterrador exteriormente, era una buena academia. Por esa razón, cuando Michelle y Xavier llegaron y observaron el lugar quedaron boquiabiertos. El escenario era digno de una película de acción y terror, el fuego predominaba en el patio que anteriormente era rebosado por alumnos. 

Bianca, Divina y Kent utilizaron su cántico de sirena para evacuar a los alumnos junto a los maestros. Luego de la inesperada y trágica muerte de la directora Weems, todos los estudiantes no pudieron evitar sentirse mal. Era una gran persona que daría todo por Nevermore, eso lo sabían perfectamente Michelle y Merlina, así que decidieron pelear por ello. 

Se enfrentaron a Crackstone y Laurel, quien hace poco se unió al combate. Addams y el peregrino peleaban usando un bastón y espada, mientras que Laurel y Michelle luchaban cuerpo a cuerpo. La pelirroja retiró de su gabardina una pistola y apuntó al castaño, deteniendo a la pelinegra. 

—Si no te rindes, lo mataré. —con aquello Michelle alzó las manos rindiéndose, pero aún así la pelirroja apretó el gatillo. Thorpe apretó los ojos esperando el impacto, mas nunca lo sintió llegar. 

Sus verdes ojos se expandieron grandemente, alcanzó a sostenerla antes de que cayera. La sangre brotaba de su cuerpo en abundancia. El grito desgarrador que soltó Xavier llamó la atención de Addams, y, volteando su vista, sintió una minúscula parte de ella derrumbarse. 

Michelle yacía acostada en los brazos del castaño con un gran charco rojo debajo suya. Aprovechó la distracción y clavó el bastón que anteriormente le pertenecía al señor en su pecho. Una intensa luz verde la cegó por unos minutos, únicamente quedó un antiguo anillo de acero flotando en el aire. 

Empujó uno de los pilares fofos y parte de la escalera cayó sobre Laurel. Había cumplido su misión, acabar con Joseph y Laurel, sin embargo no se sentía satisfecha, pues la ojiazul se encontraba en un estado crítico y no quería victoria si no podía compartirla con ella. 

Pequeñas gotas saladas caían sobre el rostro de Michelle, débilmente estiró su mano y la apoyó en la mejilla de su novio. —Mírame, mírame a los ojos con tus bellos océanos. Por favor, no me dejes solo, te necesito. 

Una espesa neblina roja se presentó en el sitio, de repente Lucifer apareció agitado. Su instinto paterno lo carcomía. El lazo de padre e hija que unía a Lucifer y Michelle era tan fuerte que podían sentir lo que le pasaba al otro. Por esa razón es que el mundo del mayor se vino a bajo cuando vio a su hija luchando por mantenerse con vida. 

Sin pensárselo dos veces, cargó a la chica y con ayuda de su yerno entraron al hospital más cercano. Xavier empujó bruscamente la gran puerta de la sala de emergencias para que Lucifer pasara sin problemas. 

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La lentitud con la que transcurría el tiempo era una tortura para Xavier. La preocupación invadía su ser al no saber nada de su novia. Los chicos llegaron minutos después, pero decidieron darle su espacio al castaño. 

Cuando el letrero se encendió fue el primero en levantarse. Lucifer y un señor mayor de edad salieron de la habitación. —¿Cómo está?

—Afortunadamente logró estabilizarse, la bala contenía agua bendita por lo que le afectó el impacto —explicó el señor de cabello blanco. 

—¿Puedo verla? 

Lucifer asintió. —Ahora está descansando, pero sí, le hará feliz verte si llega a despertar. 

Xavier ingresó y se sentó en una pequeña silla cerca de la camilla, sostuvo la mano de su novia entre las suyas y la apretó fuertemente sin llegar hacerle daño. —Pensé que toda mi esperanza se había ido hasta que entraste. Me diste todo lo que una persona podría pedir, haces mi mundo tan perfecto, que me temo no volver a escuchar tu voz. No sentirte otra vez. No poder mirarte a los ojos y perderme en la profundidad de ellos. O simplemente chocar mis labios con los tuyos en un solo roce. Porque este amor vale la pena el riesgo. Si no logro pasar la noche, no me olvides, mantenme en tu memoria y déjame ser tu ángel favorito. Solo sigue avanzando y si me lo permites, conmigo a tu lado. Recuerda que la vida siempre mejora, sé que no te gustaría verme llorar, dirías que me mantenga fuerte, harías que lo prometiera. Eres una chica extraordinaria, simplemente no puedo entender como llegaste a ser mía, pero agradezco tanto eso. Tengo tantos errores y aún así sigues sosteniendo mi mano, dices el amor sin dolor. Sin posibilidad que se rompa y que nunca va a cambiar, y siempre te quedarás aquí. Así que por favor, no me dejes solo. Siento tanto miedo, no quiero que te vallas y no te halla dicho o demostrado lo tanto que te amo, eres mi vida, te lo pido, no te vallas y déjame estar a tu lado. Te amo, de verdad que lo hago, te amo más de lo que creí amar a una persona.

—También te amo, Xavier. 

Levantó su mirada y la observó. Aquellos hermosos y resplandecientes ojos que solo brillaban cuando él estaba cerca. Se abalanzó hasta ella y rodeó su cintura con sus brazos. Soltó otro quejido desde lo más profundo de su ser, descargó todas las lágrimas acumuladas y se dejó llevar. Michelle acariciaba su cabello mientras por sus mejillas caían unas que otras lágrimas. 

—No me asustes así de nuevo, ya van muchas veces que temo perderte. 

—Bebé, estos aquí. Estaré contigo hasta el fin de los tiempos, Xavier. Te lo prometo. 

—Estaré contigo desde el amanecer hasta el atardecer. 

Ambos sellaron aquella promesa en un dulce, tierno, lento pero profundo beso. No les importaba nada más, solo ellos. Por que el hilo dorado del destino amarraba sus vidas la una con la otra. Ya estaba escrito, su amor florecerá como una rosa en medio de la sequía, a pesar de las adversidades, lograrán atravesar los obstáculos hasta nuevamente reencontrarse. Mas todo puede cambiar repentinamente gracias a la toma de una sola decisión. 

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Michelle soltó un suspiro antes de bajar sus maletas con la ayuda de su novio. Llegaron a la sala principal y se encontraron con los chicos. Se despidieron con pesar prometiéndose volverse a ver en las vacaciones hasta que el próximo semestre llegue. 

A lo lejos la pelinegra alcanzó a divisar la limusina donde su padre esperaba por ella. Se volteó para mirar a Xavier, ambos se dieron un último beso antes de despedirse. Probablemente se verían en algunas ocasiones. Sin embargo, al momento en que Michelle pise Hellish Erd, tendría que dar la respuesta a la decisión tan importante que debía tomar:

Ascender al trono y reclamar la corona para quedarse con su padre pero olvidar su relación con Xavier y sus amigos. 

O convertirse en normi, sin ningún recuerdo en su memoria y sufriendo una gran y dolorosa tortura. 

Aquella decisión solo le pertenecía a Michelle, pero...¿Cuál opción escogerá?