El Pasado 2

329 36 0
                                    

—Padre, si mi tío quiere anular su matrimonio será por algo importante, ¿No crees?– Rhaenyra tomó unas uvas, intentando no mencionar a Criston.

—Daemon siempre ha sido así, si le prohibiera estar con Rhea Royce se iría de la corte para ir trás ella– Replicó Viserys suspirando– Es hora que madure. Nuestro padre fué quien planificó su matrimonio, y no quiero ir contra su voluntad.

La alfa formó una mueca, resignandose.

Más tarde llegó el cambio de turno y pudo ver a Criston, entonces lo abrazó fuertemente diciendo:

—Mi tío fué a pedir a mi padre que anulara su matrimonio. ¿Sabes lo raro es que mi tío se aferre a alguien fuera de la familia?

—Princesa...– Criston expresó un tono contradictorio, queriendo sonar como si la reprendiera– Soy un guardia real. No importan los sentimientos, tengo votos de castidad y no puedo estar con alguien todavía casado.

—Pero quieres a mi tío, ¿Verdad? ¿Y si te unes a las capas doradas?

—¿Qué excusa presentaré a su alteza?

—Que yo lo decidí– Respondió con simpleza Rhaenyra, asintiendo muy convencida podría funcionar.

—Eso toma tiempo– Suspiró el omega, torciendo su cabeza.

—Empezaré a convencerlo desde ahora.

Ella buscó donde escribir y comenzó a pensar las palabras para redactar los motivos que podría usar como excusa. Criston también tomó una pluma y dibujó un conejito matando el rato. Su trabajo era proteger a la familia real pero lo único importante que podía pasar era ayudarlos cruzar un charco sin mojarse, a veces también matar unos ratones que asustaban al rey.

—¿Qué tal esto? “Querido padre, inteligente y fuerte, el más guapo de la familia, el mejor rey, amable y sincero; aquí te expongo mil motivos por los que sir Criston debería ser transferido”... ¿Suena convincente?– Rhaenyra intercambió una mirada con su amigo, quien rió negando.

—Falso.

—Lo importante es que se conmueva hasta las lágrimas. ¿O debería pedirle a Ali use sus métodos? Creo que no...

El omega sintió un escalofrío imaginando el pobre rey despertaría a la media noche con un cuchillo en su cuello y una voz irreconocible que le exigiría la transferencia o se aparecería en otra noche para arrancarle los ojos y obligarlo a comerlos. Demasiado arriesgado y tétrico. Según sabía, Alicent era la única en ignorar el carácter de osa protectora que tenía Daemon cuando cualquier omega pretendía a su sobrina.

—No, no, olvida ese método. ¿Sir Harwin no podrá ayudarte?

—No lo sé, pregúntale cuando lo veas.

Criston asintió. Eran buenos amigos, dudaba Harwin fuera a negarse.

Llevaba mucho tiempo adentro, entonces recogió su dibujo y salió para terminar su turno dignamente, con la esperanza faltara poco tiempo en el siguiente cambio. Cerró la puerta, y entonces una mano cubrió sus ojos de pronto, mientras seguía de espaldas.

Iba a apretar su espada y liberarse, pero el otro atrapó su mano en el acto, susurrándole:

—Creí no me tenías miedo.

Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Criston al reconocer la voz de Daemon. Su pecho palpitó frenéticamente estando a ciegas, sin tener idea cómo debería reaccionar, ¿Se dejaba llevar o forcejeaba?

—Nos pueden ver, alteza.

—Le arrancaré los ojos a quien nos vea– Replicó resueltamente el príncipe, acercando su pecho a la espalda de Criston– Necesitaba verte, Naranjitas.

Quizá sí, quizá noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora