Quizá sí, quizá no

Parte 25

Daemon: Su bebé es mi cachorro, nuestro hijo. Aléjate de mi vista ahora 😠.

Criston: ¡Calma tu actitud, si Harwin no me hubiera ayudado habría perdido al bebé! ¡¿Sabes cuánto me costó acostumbrarme a caminar cuando aún tenía los terribles dolores como si tuviera fuego dentro de mí?! ¡Sólo se calmaba con las feromonas de Harwin!

Rhaenyra y Alicent entraron alteradas: ¡¿Qué le están haciendo?! ¡¿No ven es delicado un bebé Targaryen?!

Harwin: No se preocupen. Criston, no me ofende el príncipe sólo pueda tener su lugar de este modo 🙄. Ten mucho cuidado con alterarte, y usted “se detiene al lado de Daemon” Espero esto no sea otro capricho suyo.

Daemon: Dime, ¿De quién crees es la marca en su cuello? 🙃 Es mío y no lo puedes cambiar.

Alicent: ¡Vuelve a referirte a él como si fuera tu propiedad y sufrirás un misterioso accidente!

Harwin: Ya casi no se ve, el amor y atención no dependen de una marca. Volveré luego a ver cómo sigue.

Se va y Daemon entorna los ojos, pero al voltear hacía Criston lo encuentra mirando fijamente la puerta donde salió Harwin.

Daemon: ¿Qué sientes ahora por mí?

Criston: Te amo aún, pero estoy preocupado... ¿Nos amas?

Daemon: No te preocupes por eso.

Criston: Pero-

Daemon acerca su cara al vientre de Criston, posando su frente cariñosamente sobre donde crecía su hijo. Desprendió feromomas, relajando los hombros tensos del omega.

Daemon: Todo estará bien, Naranjas. Llamaremos a nuestra naranjita Aegon si es niño, si es niña será Baela.

Criston: ¿Y si se oponen porque no vengo de una cuna noble?

Daemon: Pueden ayudarte si le das mucha importancia a las costumbres, en poco tiempo te acostumbrarás.

Criston de momento decidió darle el beneficio de la duda, Daemon fue su primer amor y si se le concedía una oportunidad trataría funcionara. Daemon tomó sus manos, uniendo sus labios. Alicent y Rhaenyra intercambiaron una mirada, preguntándose si era seguro seguir dejando todo fluyera sin su intervención.