El Pasado Parte 3

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—¿No te gusta esto, Naranjitas?– Preguntó emanando lujuria.

—Es inaceptable responder con la verdad...– Suspiró contrariado Criston, mientras el príncipe hizo vaivenes con su cintura rozando las caderas del omega. Las piernas se flexionaron, y el platinado se acomodó entre ellas– Ah~, Da-Daemon...

—¿Ves qué fácil es decir mi nombre?– Mordió el hombro ajeno dejando un camino de marcas, sin parar la fricción entre sus miembros gozando de los espasmos de placer en el esbelto cuerpo– Dilo otra vez.

—No...– Mordió su propio labio inferior, cerrando los ojos fuertemente– Primero dí mi nombre.

Si bien no era lo que seguro esperaría Daemon, su frase traía una respuesta tácita e indirecta sobre su decisión entre respetar sus votos el tiempo suficiente o entregarse a esos deseos hasta el momento desconocidos para él, recién despertados como si un fuego infernal rodeara todo lo que fuera el ser del príncipe Targaryen, y Criston una pequeña polilla yendo directo a la flama muy a pesar de las corrosivas llamas, buscando su calor.

—Criston...

—Daemon.

Y ya no hubo marcha atrás.

El resto de sus ropas se tiraron en cualquier parte, apenas separándose del siguiente beso mucho más pasional, esta vez Criston hizo un esfuerzo por seguirle el ritmo y enredar sus lenguas en un compás imaginario enmarcado por sus corazones palpitando desenfrenadamente.

La incontrolable lujuria fué la reina esa noche sin duda, tan seguro como el testimonio de la cama agitada cuando el Omega soltó un profundo gemido entre el éxtasis cuando Daemon entró y embistió pellizcando la cintura ajena. Criston abrazó la espalda del alfa todo el tiempo, aferrándose a él durante todo el acto.

Lo soltó al gritar de placer llegando al límite, sintiendo una euforia compartida mientras Daemon lo abrazó por detrás, cubriéndolos a ambos con la sábanas para dormir.

Y en la mañana, su sensación de ensueño se esfumó tocando su capa blanca, echando leves vistazos a la mancha roja en la cama de su ya perdida inocencia.

—Vendrá alguien a limpiarlo luego– Replicó Daemon terminando de vestirse, besando los labios del omega– Te dejé el té en la mesa.

Criston adoptó una expresión seria, subiendo la barbilla preguntando:

—¿Me amas?

Como única respuesta, Daemon rió y palmó la espalda de su amante conmocionado, adelantandose a cumplir con su trabajo.

Quizás debió haber explicado su risa no tenía intención de burlarse, sólo que le parecía obvio luego de buscarlo por tanto tiempo cuáles eran sus sentimientos. Pensó no era necesario aclararlo.

Estando solo, Criston sintió ganas de llorar sobre su capa, y cayó de rodillas abrazando sus piernas. Arrojó la taza con el extraño té que nunca había probado, y cuyo olor desagradable hizo su expresión se agriara más. Lamentándose haber sido un iluso, y haber pensado un noble de la realeza se fijaría en él, se puso en pie y corrió afuera de la habitación.

Usó todas sus fuerzas, y en un descuido mientras limpiaba sus lágrimas terminó chocando contra alguien.

—¡Lo siento!

—Está bien, yo iba descuidado. Es que voy tarde hoy y no quiero me hagan correr todo Kings Landing.

Criston alzó la vista, intercambiando una mirada con su amigo Harwin.

—¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando?– El alfa se preocupó, notando su olor estaba seco por la angustia.

—No puedo contarte... Será mejor te adelantes, llegarás tarde.

—Para mí tú eres más importante– Replicó Harwin palmando la espalda de Criston– Vamos, ¿Ya desayunaste? Me sobró pastel de naranja. Está bien si no quieres contarme, pero no te dejaré así.

Daemon notó la ausencia de Harwin ese día, y luego supo también Criston no se presentó a cumplir sus deberes. Rhaenyra le restó importancia para salvarlo del castigo, mientras Daemon no pudo evitar molestarse. Sabía Harwin no revoloteaba alrededor de Criston sólo porque le cayera demasiado bien, aunque el omega no parecía darse cuenta de nada.

Llevó días buscando otro momento para hablar con Criston, y le repugnó escuchar a los compañeros del omega llamarlo zorra barata por tener su olor sobre el propio.

Si era así, lo mejor sería esperar lo que sea enfadara a Criston lo calmara. Si seguía buscándolo abiertamente empeoraría todo. Su hermano tampoco daba señales de aceptar anular su matrimonio, entonces empezó a cuestionarse usar otros métodos para deshacerse de Rhea Royce.

Quizá sí, quizá noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora